Entiendo que estos privilegios también vienen con obligaciones, no solo las horas de estudio y la dedicación antes de salir al servicio público pero, también, obligaciones relacionadas con la dedicación que se pide a estos profesionales, incluyendo las horas de apertura y su disponibilidad en emergencias. Recientemente, en un paseo por la noche, tarde, tuve la oportunidad de comprobar la parte de obligaciones visitando las cuatro farmacias que tengo a cinco minutos de mi casa. Ni una de ellas estaba abierta y ni una de ellas tenía notificación de la farmacia más cercana que estaba abierta por razones de emergencia. Tuve suerte que era un paseo tranquilo y no una situación de emergencia.
¿Se han olvidado que los privilegios traen consigo obligaciones? Ahora que existen tiendas generales abiertas muchas horas del día y de la noche, ¿por qué no liberamos los permisos y permitimos que estos establecimientos ofrezcan servicios de farmacias dentro de algunos de estos lugares? Así liberaríamos a las farmacias de su obligación nocturna y, al mismo tiempo, mantendríamos los servicios necesarios para los consumidores/pacientes.
En El Blog Salmón | El dilema de la distribución farmacéutica Más información | Ministerio de Sanidad y Consumo