El Ministerio de Economía plantea liberalizar la profesión de farmacéutico, de modo que una empresa pueda tener varias farmacias y no en el actual régimen de concesión en el que se encuentra el sector. Además entra dentro de las recomendaciones de la Unión Europea.
En otros países dónde una misma empresa puede abrir varias farmacias como en el Reino Unido nos encontramos con que unas cadenas copan el mercado, de modo que la mayor parte de las farmacias pertenecen a una cadena. Esta liberalización entraría dentro de las de otras profesiones, como los ingenieros y los arquitectos. Actualmente las profesiones reguladas suponen según el ministerio un 30% del empleo titulado.
Por su parte el Ministerio de Sanidad está contento con la regulación actual y no quiere que se cambie, afirmando que durante décadas ha proporcionado un buen servicio a los pacientes. Los colegios de farmacéuticos también se oponen a la medida.
Lo que no tiene sentido alguno es que con la actual regulación sea muy complicado abrir una farmacia porque se quiere proteger al paciente por un lado, pero por el otro que las mismas sean heredables o susceptibles de transmisión onerosa. Si es por proteger al paciente, una vez jubilado el colegiado, la licencia debería de ser revocada, transmitiéndose por concurso público. No heredada o ser vendida. Eso nos ha servido para que haya farmacias antiguas con un mobiliario muy bonito, pero este tipo de licencias no deberían de poder transmitirse. Es algo así como si un notario pudiera dejar la notaría en herencia a sus descendientes que hayan estudiado derecho o, incluso, venderla.
Por otro lado, la situación de las farmacias financiando a la sanidad pública porque llevan meses sin cobrar los medicamentos no tiene sentido alguno. Las administraciones públicas deberían de saldar sus cuentas con las farmacias antes de ponerse a liberalizar el sector. Especialmente porque si quieren que haya competencia en el sector habrá menos si los nuevos entrantes saben que tienen que tener un fuerte músculo financiero para financiar la sanidad pública.
Vía | El País
Imagen | Felipe Gabaldón