En 2012, el primer año de la nueva reforma laboral, España ha destruido 850.000 puestos de trabajo. Así, el paro subió en 691.700 personas en 2012 respecto a 2011, un 13,1 % más, ascendiendo el número de desempleados a 5.965.400 personas, cifra inédita hasta la fecha para la maltrecha economía española. Del cuarto trimestre de 2011 al cuarto trimestre de 2012 la tasa de paro ha pasado del 22,85 % al 26,02 %. 2012 ha sido también el año de la caída de la población ocupada. En el último trimestre de 2011 la población ocupada española ascendía a 17.807.500 personas. Un año después, en el último trimestre de 2012, esta cifra ha disminuido a sólo 16.957.100 ocupados. No han corrido mejor suerte los hogares con todos sus miembros en paro, que han pasado de 1.575.000 a finales de 2011 a 1.833.700 en el último trimestre de 2012. De esta forma, los hogares con todos sus miembros desempleados subieron en 2012 en 258.700, lo que supone un 16,4% más que en 2011.
Si miramos un poco más atrás observamos que 2012 ha sido el sexto año consecutivo en el que se destruye empleo. En 2007, el desempleo se incrementó en 117.000 personas, en 2008 subió en 1.280.300 parados, en 2009 en 1.118.600 personas, en 2010 se incrementó en 370.100 personas y en 2011, en 577.000 desempleados. ¿Se romperá la tendencia en 2013? Se admiten apuestas.
Creo que el análisis de los datos sobra ya que estos hablan por sí solos. España se encuentra inmersa en una espiral de autodestrucción sin precedentes. Arreglar los desaguisados del mercado laboral español ha de convertirse de una vez por todas en el principal objetivo del Gobierno español si no queremos condenar al país a una profunda depresión económica que podría perdurar durante muchísimos años más.
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