En total, la cifra de desempleados en la Eurozona en septiembre ascendió a 16,447 millones de personas, lo que significa que en términos interanuales el número de parados aumentó en 996.000 personas durante los últimos doce meses y pone de manifiesto la incapacidad de la región para generar empleo. Las buenas noticias escasean. El paro en el viejo continente se ha convertido, con toda probabilidad, en el problema número uno de los europeos. Esta situación se vuelve aún más preocupante en el caso de países como España o Grecia, ambos vagones de cola del empleo europeo con unas tasas de paro del 26,6 y el 27,6 %, respectivamente (datos de julio en el caso heleno).
En el otro lado de la balanza, los países con menores tasas de paro y cuyos mercados laborales deberían ser estudiados detenidamente por nuestros gobernantes para después copiarlos sin ningún tipo de disimulo son Austria (4,9 %), Alemania (5,2 %) y Luxemburgo (5,9 %).
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