Si quieres hacerte rico en el siglo XXI quizás no debas pensar en Inteligencia Artificial, sino en arena. El mundo tiene un problema con la arena, y quienes lo solucionen van a hacerse muy ricos. Porque la mayor parte de la arena que hay en el mundo no nos sirve para lo que la queremos utilizar y la arena es el segundo recurso más demandado, por detrás del agua.
El mundo usa 50.000 millones de toneladas de arena, cada año según el programa de medio ambiente de las Naciones Unidas. Según este mismo programa nos podríamos quedar sin las reservas de arena en 2050. China es el mayor consumidor del mundo, pero el hambre de arena es algo que es universal allá donde haya población humana. Según un estudio de la Universidad de Leiden, en 2060 la demanda de arena habrá crecido un 45%.
¿Cómo puede ser esto? Tenemos desiertos como el Sahara, ¿por qué no usar la arena de aquí? Lo cierto es que la arena del desierto no puede usarse para edificar. Sus granos son demasiado pequeños y redondeados tras chocar y limarse entre ellos durante miles de años. Eso hace que para construir sea necesario encontrar arena adecuada, normalmente la de las playas y de los lechos de los ríos. Esta suele ser de mayor tamaño y de forma irregular, la ideal para el cemento.
La infinita demanda de arena
Actualmente el 50% de la población mundial vive en ciudades, se espera que sean 2/3 de la población mundial para el 2060. ¿De qué están hechas nuestras ciudades modernas? De acero, asfalto, cristal y cemento. Para construir estos materiales necesitamos un recurso aparentemente trivial y abundante, la arena. En los países en vías de desarrollo como Nigeria o India se están construyendo megaciudades que demandan grandes cantidades de arena.
Además existen ciudades ricas que están aumentando su superficie, dado que su superficie disponible se ha quedado pequeña. Singapur ha aumentado su superficie en un 20% y probablemente tenga que hacerlo un 30% para llegar a sus planes y en Dubai también sigue ese camino. Estas también demandan arena. Normalmente la demanda de la arena suele ser local, ya que es un producto pesado y de gran volumen. Pero al restringirse las exportaciones (como han hecho los vecinos de Singapur) y agotarse los yacimientos suben los precios y se vuelve económicamente rentable traer arena de lugares más lejanos.
Eso hace que sea posible encontrar historias de traficantes de arena en casi cualquier lugar del mundo. En Brasil se estima que el 86% de la arena que se usa tiene orígenes ilegales. El delta del río Mekong en Vietnam se encuentra en peligro por la sobreexplotación de la arena. Porque la extracción de arena suele acabar teniendo fuertes consecuencias negativas para el medio ambiente. Si incluso en lugares en los que hay regulación medioambiental como en Nueva York, existen discusiones a nivel local, no hay más que pensar lo que sucede cuando la arena viene de otros estados.
El lucrativo negocio de la arena
Según la interpol entre 200 y 300 mil millones de dólares anuales mueve el comercio ilegal de arena, siendo la tercera industria más rentable detrás del tráfico de drogas y de los bienes falsificados y por encima del tráfico de personas y de la explotación forestal ilegal. Es posible encontrar ejemplos de este tráfico ilegal en India, en Sudáfrica, en Liberia, en Sierra Leona, en Marruecos, en Jamaica, en Kenia, etc.
Por ejemplo en el estado de Bihar en la India (uno de los más pobres del país), existen decenas de mafias que compiten entre sí por el negocio de la arena ilegal pero defienden su negocio con violencia, incluso asesinando a civiles y oficiales gubernamentales. Los trabajadores obtienen unas 400 rupias al día, unos 5 euros. Cuando las autoridades han intentado detener el tráfico se han encontrado con que las familias protestan debido a la falta de oportunidades económicas. Al igual que con las drogas, el precio de la arena va subiendo a medida que pasa por más intermediarios y se incrementa la distancia desde el origen a su destino en otros estados económicamente más pujantes como Delhi o Uttar Pradesh.
En general en cualquier lugar en el que haya construcción y yacimientos cercanos vamos a ver este tipo de problemas. Volviendo a Singapur, se clama que la ciudad estado importa arena ilegal de sus países vecinos (cosa que niega el gobierno de Singapur), como Indonesia, Vietnam o Camboya que han restringido las exportaciones, lo que ha provocado tensiones en el seno de ASEAN, la asociación de los estados del sudeste asiático.
¿Cómo evitar esto? Existen alternativas, como mezclar la arena con otras sustancias como cenizas o arena de desierto. También se usan alternativas como ladrillos o piedras pulverizados y también se pueden reciclar los materiales de construcción de los edificios demolidos.
Mientras estas soluciones se generalizan, es bastante probable que no vayan a ser capaces de suplir toda la demanda prevista de la arena. Probablemente quién consiga desarrollar una alternativa barata o usar la arena del desierto encuentre el modo de hacerse rico en el siglo XXI.