Pero no temáis, que este no es el blog de Ana Rosa. Y es que todo esto de las rupturas sentimentales tienen su traslación al mundo empresarial. Por ejemplo, en una crisis que agita a una de las principales multinacionales españolas, y que, seguramente, apenas ha tenido eco más allá de su entorno. Resulta curioso que una empresa de chichinabo presenta resultados y se recoge en todos los medios, y la noticia que comento me cuesta verla más allá de la prensa especializada y de algunas ediciones locales.
Me refiero a la grave crisis que, en el seno de Mondragón Corporación Cooperativa (para resumir, Grupo Mondragón), ha disparado el anuncio de la marcha del grupo de dos sociedades, Irizar y Ampo. El grupo cooperativo esta mucho más acostumbrado a integrar, a acoger nuevas firmas cooperativas que a que se le vayan. Y más si son del relieve y del tamaño de Irizar (Ampo es más pequeña, pero también es muy rentable). Dicho anuncio, que no llega en buenos momento para alguna de las firmas del grupo (Fagor Electrodomésticos, su origen histórico, no pasa por sus mejor época), ha desatado las especulaciones.
Los bienpensantes dicen que la pareja (o trío) se separa de buen rollo, que sencillamente el modelo de gestión de estas sociedades cooperativas es distinto al del grupo, mucho más rígido y centralizado, ¿más clásico?. Recordemos que dicho modelo, impulsado por Koldo Saratxaga, ha sido objeto de fuertes discusiones. A pesar de la salida de Saratxaga de las firmas, sigue vinculado a ellas como consultor externo.
Los que tienen la mente sucia creen que, detrás de esta decisiones esta la crisis. Las empresas del grupo están obligadas a aportar parte de su beneficio a fondos de la Corporación que financian nuevos proyectos y que sostienen a empresas en crisis. Además, es practica del grupo, recolocar a los trabajadores de las empresas en crisis en las que van bien. Los chicos malos creen que todo se trata de un asunto de dinero y de poder, que estas cooperativas exitosas no se muestran dispuestas a cargar económicamente con el ajuste del grupo.
Yo,. que soy de natural ponderado, diría que ambas teorías son compatibles. Existe quien no esta de acuerdo con el modelo de gestión del grupo, y entiende que es causante de los malos resultados, y por tanto no se siente comprometido pese a las llamadas a la solidaridad que se desprenden de la filosofía cooperativa que han mamado desde chiquitines. Lo malo es que, el momento en que se elige tomar esta decisión, es muy poco afortunado desde el punto de vista estético, que no ético.
Lo curioso, es que una vez se ha desatado la crisis, se ha rumoreado, y desmentido, que otras firmas del grupo, que no tienen vinculación con Saratxaga ni con su modelo, estuviesen sopesando tomar el mismo camino. ¿Y qué tienen en común con las otras firmas? Son empresas boyantes, como Ulma. Que cada cual extraiga conclusiones, pero esto me parece el caso inverso a la gente a la que no se le cae la palabra liberalismo de la boca y en los malos momentos reclama intervencionismo del duro. En todas partes cuecen habas.
Vía | Cinco Días, Noticias de Gipuzkoa
En El Blog Salmón |CLAS, la cooperativa imposible
Foto | Daquellamanera