Año I después de Don Emilio

Hace justo un año nos despertábamos con una noticia más que inesperada. Emilio Botín fallecía poco antes de cumplir 80 años y dejaba tras de sí el mayor imperio bancario de España y uno de los más importantes de Europa.

La muerte de la cabeza visible de la entidad durante casi 30 años dejó descolocado al sector financiero y, sobre todo al propio banco, que tuvo que reponerse a toda velocidad de la pérdida de su alma mater para seguir siendo el emblema que Don Emilio -como le llamaban todos sus trabajadores y colaboradores- había conseguido que fuese.

No obstante, la sucesión estaba planificada, y Ana Patricia, su primogénita, ascendió a la presidencia tal y como había dejado estipulado su padre. Por primera vez, una mujer guiaba los designios de uno de los mayores bancos de Europa y pronto se empezó a notar su sello en el banco cántabro.

Empezando por su equipo de confianza. Dos meses duró Javier Marín como consejero delegado del grupo desde que la heredera tomó el mando. En noviembre fue sustituido por José Antonio Álvarez, quien fue mano derecha de Alfredo Sáenz durante muchos años, pero al que Don Emilio no aupó personalmente al cargo por tener una relación más personal con el posteriormente defenestrado Marín.

Ahí no quedó la cosa. Después, Ana Botín (ha preferido que se simplifique su nombre y se evite el de Patricia) realizó cambios en el consejo de administración que conllevaron la salida de dos históricos de la casa, Fernando de Asúa y Abel Matutes. Pero el último gran cambio vino con Rodrigo Echenique, que ha pasado a ser uno de los hombres más fuertes de la entidad.

Con Don Emilio ya ocupó el cargo de consejero delegado, pero ahora, en la etapa de Ana, es vicepresidente y presidente de Santander España, además de consejero ejecutivo responsable del área de cumplimiento.

En el extranjero, la nueva presidenta también ha cambiado a sus principales directivos. Al último, ayer mismo, cuando relevó al consejero delegado de Banco Santander Brasil, Jesús Zabalza, para cambiarlo por Sergio Rial ante la recesión en la que ha entrado el país.

Pocos cambios en los cargos medios

Aunque por arriba ha habido mucho movimiento, en los cargos medios y demás empleados del Banco Santander no se han notado apenas cambios en este primer año sin el fundador. Fuentes de la propia entidad comentan a El Blog Salmón que no han evidenciado muchas diferencias entre una etapa y otra, aunque sí admiten que circulan rumores sobre situaciones laborales más agitadas en las plantas nobles.

De este modo, podemos concluir que la sucesión ha sido amable para la masa de trabajadores de la entidad, pero no tanto para la alta dirección, donde ejecutivos que llevaban años cómodamente resguardados por la mano de Don Emilio han visto su situación cambiar radicalmente bajo el mandato de su hija.

Vuelta de tuerca al modelo de negocio

En menos de un año, Ana Botín ha puesto de manifiesto que es una mujer de armas tomar y no se ha limitado a mantener la estrategia seguida durante años por su padre. La presidenta ha puesto el modelo de negocio patas arriba para lograr mayores beneficios y, sobre todo, atraer a más clientes.

De hecho, a principios de este año –solo tres meses después de acceder al cargo- ya tomó su primera gran decisión al anunciar la mayor ampliación de capital de la historia de la entidad por valor de 7.500 millones. A la vez anunció una rebaja del 66% del dividendo, acabando con la política de reparto de acciones nuevas sustituyéndola por la tradicional de pago en metálico.

Con esta operación, el nuevo equipo pretende crecer en los mercados en los que está presente, pero hacerlo más rápido, de ahí que necesite una inyección de capital extra para acometer sus propósitos ante los nuevos desafíos que plantea la economía mundial. Pero esa no es la única razón.

El Santander sabe que sus reservas de capital no están a la altura de los nuevos ratios de solvencia que se van a imponer para toda la banca europea, por lo que necesita aunar el máximo de capital posible para cuando llegue ese momento.

En este sentido, hace unos días JP Morgan publicó un informe en el que avisó de que la entidad cántabra acumulará para entonces un déficit de capital de 5.479 millones de euros. Por ello, Santander podría recortar hasta 1.500 millones en dividendos durante este año y el que viene (un 11% de los pagos previstos) y disminuir activos en 30.600 millones para paliar ese desajuste.

Vuelve el 1,2,3

Pero quizá, la nueva estrategia que más impacto está teniendo en el sector y en los clientes es la ya famosa “Cuenta 1,2,3”, una agresiva estrategia comercial para captar nuevos clientes y fidelizar a los actuales.

Este formato lo ha importado Ana Botín de la división británica de la entidad –que fue su casa hasta hace un año- que ya la utilizó en su día para la transformación de Santander UK en banco comercial. Aunque a primera vista, el formato parece simple, Alejandro ya advirtió hace unos meses de que se trata de una cuenta muy compleja y con condiciones muy exigentes para alcanzar ese prometido 3% de rentabilidad.

Sin embargo, hay algo que sí debemos admitir: la campaña publicitaria le está saliendo redonda. ¿Qué pensaría Don Emilio?

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