La pandemia ha llevado a una actuación contundente por parte de los bancos centrales, en un intento de controlar la capacidad de financiación de los Estados, a través de la intervención en los bonos y ofrecer liquidez a la banca para la concesión del crédito.
Si examinamos por bancos centrales, tenemos que la Reserva Federal (Fed) bajó tipos de interés en un punto porcentual hasta el 0% y lanzó estímulos en forma de QE en un importe de 700.000 millones de dólares. Por su parte, en Europa, el Banco Central Europeo (BCE) amplió su programa de QE en más de 750.000 millones de euros.
Por otra parte, en China hemos visto al Banco Popular de China (PBC) inyectó 3 billones de renminbis en el sistema bancario en la primera quincena de febrero, con otros 20.000 millones a finales de marzo de 2020, junto con otras medidas de apoyo financiero.
En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra (BoJ) hundió los tipos de interés en 65 puntos básicos hasta el 0,10%, amplió su tenencia de bonos del gobierno en 200.000 millones de libras esterlinas y puso a disposición de las empresas 330.000 millones de libras esterlinas en préstamos y garantías.
¿Qué significa todo esto? Intervención y descrédito monetario... Existe una clara alteración macroeconómica y los bancos centrales están bordeando los límites de la política monetaria. Han ampliado sus balances más que en ningún otro momento, incluso después de la crisis financiera mundial. Esta realidad ha llevado a que la rentabilidad de los bonos caiga, y más de 18 billones de dólares en bonos se encuentren con rentabilidades negativas, un récord histórico.
Esta realidad ha llevado al resurgimiento del Bitcoin. La semana pasada consiguió superar los 40.000 dólares por primera, subiendo hasta los 40.402,46 dólares. Esto se traduce en una subida del 700% desde un mínimo de cierre del 12 de marzo. Lleva una racha increíble, cruzó los 30.000 dólares por primera vez el 2 de enero y 20.000 dólares el 16 de diciembre.
Nos encontramos que la subida desde mínimos del mes de marzo viene respaldada por la destrucción monetaria y por otros factores como su aceptabilidad. No solo por parte de los bancos centrales que abrirían la puertas a las monedas digitales. A ello, se suma un respaldo del inversor institucional como Fidelity y JP Morgan y grandes empresas como la firma de pagos móviles Square, que ha almacenado parte de su efectivo en forma de Bitcoin.
La volatidad de este activo poco tiene que ver con las divisas... Los cambios masivos en los precios muestran que Bitcoin está lejos de ser el activo maduro. Para algunos genera confianza y atractivo que se encuentre sin regular, pero esa misma característica aleja a otros. Especialmente porque el Bitcoin es susceptible a la piratería y el lavado de dinero.
No solo la acción de los bancos centrales han motivado el auge del Bitcoin, sino que el año pasado vimos como la producción de la criptomoneda se reducía a la mitad. Nadie tiene el control de este proceso. Es una regla escrita en el código subyacente de Bitcoin hace más de una década.
Eso significa una sustancial caída en el número de nuevas monedas otorgadas a los mineros de que proporcionan un suministro global donde se crean cada año monedas de varios miles de millones de dólares.
Ya en el pasado cuando hemos visto recortes en la producción, se ha motivado subidas en las cotizaciones y la volatilidad que ocurren aproximadamente cada cuatro años y actúan tanto para asegurar la escasez de Bitcoin como para mantener un tope en la inflación de los precios.
En los períodos de un año después de los dos recortes anteriores del 50%, en noviembre de 2012 y julio de 2016, su producción aumentó alrededor de 80 veces y cuatro veces respectivamente. Por lo tanto, es una catalizador, sí, pero se desconoce hasta que punto puede llegar a incidir finalmente en la producción final.
La pandemia de COVID-19 proporcionó las primeras condiciones generalizadas del mercado bajista desde el inicio de las criptomonedas, lo que ha sido un contexto interesante para el análisis de este tipo de activos. El movimiento tradicional sería protegerse contra la volatilidad a través del oro o la deuda pública pero muchos ven en el Bitcoin el nuevo gran activo refugio.
Una afirmación llena de dudas porque en el período de un año más reciente, que incorpora la actual turbulencia del mercado relacionada con el coronavirus. Durante este período, solo Bitcoin y Ethereum muestran un retorno medio es positivo, pero con una volatilidad relativamente alta. Y es que a pesar de la subida, durante este intervalo de un año, tanto Bitcoin como Ethereum tienen una pérdida máxima de un día de −47% y −56,6% respectivamente. Con estas características es difícil ser considerado como un buen refugio.