Quisieron ser pioneros. Pero fueron demasiado rápido, y ahora están en alto riesgo, en alerta máxima. El Salvador se encamina al 'default' o impago de su deuda por culpa del Bitcoin, porque quiso ser el primer país del mundo en tener la famosa criptomoneda como divisa de curso legal, pero no estaba preparado para ello.
Ni El Salvador, ni ningún Estado ahora mismo. En septiembre de 2021, la pequeña nación de América Central se convirtió en la primera del mundo en adoptar el Bitcoin como una moneda más, pero ligando su economía a ella, la cual ya arrastraba problemas de fondo.
Es decir, la financió con dinero público a través de un fideicomiso, pero claro, si el Bitcoin caía, los fondos de su fideicomiso también. Y lamentablemente, ha sucedido. La criptomoneda ha perdido la mitad de su valor en los últimos meses, dejando la situación crediticia de El Salvador en alto riesgo.
Sus bonos en dólares han caído un 24%, lo que ha puesto en alerta a las agencias de deuda. Moody's ya ha rebajado su calificación a 'Caa3', con perspectiva 'negativa', y poniendo el acento en el vencimiento de deuda que tiene que afrontar en enero de 2023.
Un golpe de realidad para el 'CEO' de El Salvador
A pesar del aviso de Moody's y del propio FMI, que ya lleva meses advirtiendo a El Salvador de que va a tener que dejar atrás su intención de modernizar su economía a golpe de Bitcoin, su presidente no está dispuesto a admitir su derrota.
Nayib Armando Bukele llegó al poder prometiendo una revolución y modernización del país, y para ello puso el Bitcoin en el centro de todo. Así, ha comprado más de 23.000 unidades de la cripto desde septiembre. De hecho, hace solo una semana compró otras 500 y gastó en ello más de 14 millones de euros. Todo ello de dinero público, claro.
Y el Bitcoin cayendo. Y la deuda salvadoreña en mínimos históricos. Pero el que se ha denominado el 'CEO' de El Salvador se niega a ver la realidad, y todo mientras negocia con el FMI un nuevo préstamo por valor de 1.300 millones. Sabiendo que el organismo le exige dejar de lado su idea del Bitcoin para ello.
Y sin proponer ninguna medida alternativa para atajar la situación, que se ha visto agravada por el bucle inflacionista que vive el mundo entero. El Salvador ha fiado todos sus problemas económicos al Bitcoin, se la ha jugado a una carta, y ahora corre peligro de perder.
Todo tiene, por tanto, muy mala pinta y nos pone sobre la mesa la realidad: el Bitcoin, ni ninguna criptomoneda, está todavía madura para la vida real. En un contexto, además, de prácticamente recesión en todo el mundo, los inversores están huyendo de este mercado que ahora mismo no es muy seguro.
Y que, además, se había inflado en los últimos años. Las cosas como son. Por lo tanto, el plan de Bukele tiene las horas contadas si quiere que su país pueda seguir afrontando sus obligaciones financieras.
Y el resto del mundo debe ir tomando nota si algún país también tenía en mente adoptar el Bitcoin. No es el momento, y quizá nunca lo sea. Porque la vida real no es el instituto.