Supongamos que realizamos un plan de negocio para una entidad como el SAREB en marzo de 2013 y afirmamos con que dicha entidad tendrá unas pérdidas de 47 millones de euros a cierre de ejercicio. Es decir, tenemos que proyectar 9 meses. El problema viene cuando cotejamos el plan de negocio presentado por KPGM, y aprobado por el Consejo de Administración que preveía unas pérdidas para 2013 de 47 millones de euros y lo comparamos con la realidad y nos encontramos con unas pérdidas de 261 millones de euros. Tan solo 6 veces más pérdidas de las previstas en 9 meses. Aquí pueden ocurrir varias cosas:
- La gente de KPMG son "novatos" y con poca experiencia realizado este tipo de análisis (esta no se sostiene)
- La gente de KPMG fue engañada con el escenario de partida y el Consejo de Administración también (alguien se engaña a si mismo)
- Los gestores del banco malo hacen gala al nombre de la entidad. (y no saben lo que tienen entre manos)
- Las cifras se cocinaron en 2013 para que el revuelo con los inversores institucionales y extranjeros picaran el anzuelo.
Sea como sea, en cualquier empresa normal, si el Consejo de Administración que aprueba un plan de negocio en marzo tiene unas pérdidas 4 veces superiores a lo aprobado, las cabezas ruedan de manera inmediata y se exigen responsabilidades. Eso es lo que pasaría en una empresa normal. Está claro que SAREB es una empresa anormal y cuyo capital social no es de nadie.
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