Hace unos días comenté en un artículo como los cimientos de nuestro país temblaban con la deuda pública. La deuda pública española en sí es un concepto polémico: unos la consideran excesiva y otros creen que no es tan alta en comparación con otros países desarrollados. Ante esta doble disyuntiva, qué mejor que dedicar una entrada a comparar nuestra deuda con la de nuestros vecinos europeos.
La deuda pública española durante 2012 es de alrededor del 75 % del PIB y se espera que el próximo año alcance el 90 %, debido principalmente a los elevados intereses que el Estado tiene que pagar para financiarse en los mercados internacionales. Este nivel de endeudamiento no es excesivo en comparación con los países de nuestro entorno. De hecho, la media europea se sitúa en el 85 %. Del mismo modo, Francia tiene un endeudamiento similar al nuestro (89,2 %), al igual que Reino Unido (88,9 %) o Alemania (81,2 %).
Entonces, ¿tenemos un problema de deuda? No vayamos tan deprisa. Por supuesto que hay países con problemas más graves que nosotros. Por ejemplo, ahí tenemos a Italia (120,5 %), Irlanda (120 %), Portugal (110 %) o Grecia (164 %). Estos tres últimos ya han sido rescatados, mientras que Italia comparte cuerda floja con nosotros para un hipotético rescate.
El problema, a mi parecer, aparece cuando convertimos ese 90 % en un número. Para no parecer repetitivo, me remito a lo que comenté hace unos días en el artículo que vinculo al principio:
Cuando acabe 2013 España deberá cerca de un billón de euros, lo que representa más del doble respecto a 2011. Y lo peor de todo es que el crecimiento del endeudamiento es exponencial y no conocemos receta alguna que a corto plazo nos permita subsistir internacionalmente sin recurrir a más deuda.
Además del problema referido al nivel de deuda, impagable en años, España tiene un problema añadido: los intereses a pagar por ella. Mientras que los intereses de la deuda española están entre un 5 y un 6 %, dependiendo de las fluctuaciones de nuestra prima de riesgo, otros países como Gran Bretaña se financian a un bajo 1,5 %, mientras que alemanes y franceses han llegado incluso a tener tasas negativas, lo que significa que los inversores han llegado a pagar por comprarles deuda.
Por tanto, podemos concluir que España no sólo tiene un problema de deuda, sino que además ese problema es gravísimo y no hará sino acentuarse en los próximos meses. Como siempre digo, la factura a este despropósito no la pagaremos nosotros, sino los que vengan detrás nuestra.
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