Sí, en España trabajamos más horas que en resto de la UE y somos menos productivos. Eso es algo que se ha dicho hasta la saciedad. Pero lo cierto es que en este caluroso verano de 2015 parece que la masa laboral española está empezando querer cada vez más igualar sus derechos laborales con los de sus vecinos, ya que estas comparaciones han resultado más que odiosas.
Es raro encontrar en España alguna empresa –que no sea pública o semipública- que tenga un horario de 8/9 a 5/6. Muy complicado. Como bien sabemos, en este país la cultura de tener el culo pegado a la silla cuanto más tiempo mejor va por delante –y los empresarios lo saben y lo aprovechan-.
Pero claro, ¿cuántos países de la UE tienen un periodo de vacaciones tan largo como el nuestro –de un mes entero por año trabajado-? Pues muy pocos. Sí, nuestros vecinos galos son los que más días libres tienen, pero fuera de ahí… nos llevamos la palma. Es decir, evidentemente habría que igualar nuestros horarios al resto de la región y modernizar los sistemas de trabajo con más inclusión del teletrabajo por parte de las compañías, pero igual también deberíamos retocar nuestro calendario de descansos, por esto de adecuarnos a Europa…
Regulación del teletrabajo
Sobre el teletrabajo hay mucha tela por cortar. Muchas empresas españolas están empezando a implantarlo y permiten trabajar desde casa cuando tienes que llevar a los niños al médico o están enfermos, cuando el enfermo eres tú o cuando tienes obras en casa o alguna gestión –he trabajado en alguna de ellas-, pero no todas lo permiten en un mismo grado.
¿Habría que regularlo? Podría ser una solución beneficiosa que por convenio o legislación los trabajadores pudiesen realizar ciertas horas de teletrabajo mensuales para poder mejorar la conciliación entre el trabajo y la vida doméstica. ¿Y por qué estaría bien regularlo? Pues porque la picaresca española es la que es, y me consta –y seguro que a muchos de vosotros también- que mucha gente utiliza esas horas de teletrabajo para hacer otros “menesteres” –como realizar vídeoblogs en Youtube, ir a la peluquería, al gimnasio, de compras, etc…-.
Las mamás lo tienen peor
Que las mujeres lo tenemos peor para conciliar la vida en el hogar con la laboral no es nada nuevo. Y tampoco lo es que los sucesivos gobiernos que ha habido en España en democracia no han hecho mucho por allanarnos el camino.
La última: el Ejecutivo ha vuelto a retrasar la prolongación del permiso de paternidad durante un mes, pues no lo ha incluido en los Presupuestos Generales del Estado para 2016. Una de las promesas electorales que más ha usado tanto la izquierda como la derecha vuelve a quedarse en un cajón en un momento en que la conciliación es un tema que está sobre la mesa a medida que la recuperación del empleo –precario- va haciéndose realidad.
De este modo, las madres vuelven a quedar más desprotegidas a la hora de quedarse embarazadas y, una vez que han dado a luz, volver a su puesto de trabajo. Los horarios actuales son incompatibles con una adecuada crianza de los hijos, pues los padres van ahogados para poder estar con ellos y cumplir con sus horas de trabajo.
Además, en esta sociedad nuestra todavía presa del machismo, la madre es mucho más criticada que el padre por salir tarde del trabajo y no dedicar el tiempo suficiente a los niños y a la casa. No obstante, también hay empresas en España que entienden que el funcionamiento de la vida familiar es cuestión de dos y dan facilidades tanto a los padres como a las madres.
Es decir, no estamos en el “perfecto” entorno suizo, pero tampoco estamos en el paleolítico respecto a la conciliación. Las empresas españolas tienen aún mil y un defectos que las últimas reformas laborales no han ayudado a pulir en absoluto –al contrario-, pero muchas están haciendo los deberes por sí mismas y cada vez se preocupan más por asemejarse a las del resto de países y mostrarse igual de competitivas que ellas.
Por lo tanto, el camino que queda por andar para estar a la altura de las circunstancias impuestas desde el norte de Europa aún es largo, y no se irá acortando hasta que venga un gobierno que ponga como prioridad la conciliación. Pero cuando ese momento llegue –que llegará-, los españoles también debemos estar a la altura y saber hacer uso de esta flexibilidad laboral y no volver a caer en nuestro indomable carácter mediterráneo.