En concreto vamos a hacerlo con un video de John Oliver, donde, con su mordaz estilo da su visión sobre los denominados payday loans, el sector duro de los préstamos rápidos, aquellos cuyo coste se mide por días.
Tengo que reconocer que me he reído un par de veces, especialmente con el papel de los políticos, desde el magnate del sector que es a la par representante de sus votantes, hasta la opositora que se lo echa en cara para acabar formando días después como lobbista de la competencia.
Precisamente hablando de lobbies, de legislación y de los créditos rápidos había estos día un post de Roger Senserrich, de Politikon, donde desde la fe en las bondades regulatorias, se despachaba precisamente sobre el sector en EEUU, reconociendo, eso sí, que el hálito de libertad que aún se respira en los EEUU, el si no está prohibido está permitido, resulta el origen, en alguna medida, de su creatividad y liderazgo empresarial.
Por supuesto, también dice que ese espíritu está detrás de todo lo malo-maloso (literalmente joder a los pobres y volar la economía mundial). Ahí, ejemplares como los legisladores que vemos en el video de Oliver seguramente no tienen nada que ver. Por no hablar del cliente tipo que recurre a este tipo de préstamos, expertos en cavar más hondo para salir del agujero.
A ver quien es capaz de proteger desde la legislación a alguien capaz de tragarse un anuncio como éste. Es más, me pregunto si merece la pena destinar recursos públicos para protegerle, sobre todo cuando el paso siguiente habitual es financiar a estas personas con dinero publico, tras constatar que ningún profesional del sector está dispuestos a a sumirlo en las condiciones que se consideran políticamente correctas
Ya, ya, soy poco menos que un licántropo, menos mal que releo a Walter Block y no me siento tan raro.
Más información | CEACCU, Cesco
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