El paro comenzó a las seis de la mañana y se prolongará hasta las veinticuatro horas. Además, ha tenido lugar una manifestación en Madrid que ha llegado al Ministerio de Fomento. El objetivo de los taxistas es claro: que se declare ilegal a Uber. ¿Y esto por qué? Muy simple: Uber les roba una porción del pastel de transporte de viajeros y quieren quitársela de en medio a toda costa.
En mi opinión, creo que lo único que van a conseguir los taxistas con esta huelga es hacerle una publicidad gratuita a Uber que no tiene precio. No en vano, la reacción de la propia Uber ha sido ofrecer descuentos de hasta el 50 % a los usuarios de UberPOP en Barcelona mientras dure la huelga.
Qué harán las autoridades públicas respecto a este asunto es toda una incógnita. La Comisión Europea ya advirtió hace tiempo de que servicios como Uber o Blablacar no serán prohibidos y hoy mismo Neeklie Kroes, comisaría europea de Agenda Digital, se ha pronunciado a favor de este tipo de aplicaciones móviles.
Resultaría vergonzoso que después de años recomendando a los usuarios compartir vehículos para ahorrar gastos y reducir la contaminación, venga ahora un político cualquiera de turno a ilegalizar a una empresa que precisamente ha sabido aprovecharse de ese nicho de mercado. No estoy en contra del taxi, por supuesto, pero creo que la llegada de competidores con ideas frescas no le viene nada mal a este carísimo sector.
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