Pero el caso de Seseña es un caso mucho más gordo. Recordemos que ahí se han quedado enganchadas unas pocas entidades financieras y vender las divinidades que se podían vender en un principio, como supermegachollos por 200.000 euros a 30 minutos de Madrid ya no cuela. Ahora vende mejor el concepto colonizador de un mastodonte de acero y hormigón fantasma. Echad un ojo al vídeo del post, no tiene desperdicio desde luego porque si consiguen vender un sólo piso con ese spot es para darle un premio a la agencia publicitaria que lo haya realizado y al responsable de comunicación y marketing de la CAM. Si lo hacen más malo, no sirve la verdad.
Pero claro, vender a un moribundo es complicado y el último recurso posible que les queda a mano es la colonización, al igual que se hizo con el far-west. Sólo le ha faltado una buena banda sonora de Morricone para terminar de bordar el desaguisado.
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