En concreto, el número de inmuebles que cambió de manos el pasado año fue de 319.389, lo que supone un repunte del 2,2 % frente a 2013. ¿Significa esto que ha terminado la crisis del sector? Si tuviese que mojarme os diría que no, por una simple razón: al haber caído tanto las cifras de ventas en años anteriores, este repunte es mínimo, casi insignificante.
Un incremento del 2,2 % podría significar mucho si las cifras de ventas fuesen grandes. Sin embargo, siendo estas tan minúsculas, aventurarnos a hablar sin tapujos sobre el fin de la crisis del sector me parece demasiado precipitado, a la vez que utópico. ¿Ha tocado fondo el sector inmobiliario? Probablemente sí, pero eso no significa que podamos lanzar las campanas al vuelo y considerar que se ha recuperado totalmente.
Como siempre recordamos, las consecuencias de la crisis siguen manifestándose crudamente en el día a día de millones de españoles, principalmente en forma de desempleo. Además, el crédito no termina de fluir como antaño entre el común de los mortales. Mucho me temo que hasta que estas dos variables no muestren algún brote verde, el sector inmobiliario no terminará de despegar.
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