Siete puntos sobre los cambios que se hacen en la educación madrileña


La comunidad de Madrid ha presentado una propuesta de recorte de gasto en la educación pública que ha levantado ampollas en la población. Evidentemente, hablar de recortes y educación genera que la sociedad presente una especial sensibilidad, dado que este tipo de capítulos son los considerados como intocables.

No obstante, hay una serie de puntos que muchos medios están pasando por alto a la hora de evaluar la propuesta estrella de la comunidad madrileña que es la elevación de las horas lectivas de 18 a 20 horas para cada profesor. Estos puntos que no se mencionan y otros que se deberían considerar son los siguientes:

  • Elevar a 20 horas la carga lectiva del profesorado lleva aparejado un aumento en el salario de los mismos. Como es lógico, por esta vez, el profesorado no es el paganini directo de la fiesta. Más trabajas, más cobras. Ojo, que este punto no lo menciona nadie de entrada y es de vital importancia.
  • Otras comunidades ya disponen en sus leyes respectivas el reparto horario de cargas lectivas para cada centro en la horquilla de 18 a 21 horas como máximo. Por tanto, hablar de que este aumento empeora la calidad de la enseñanza de manera generalizada, es cuanto menos precipitado cuando esta distribución lectiva ya se contempla desde hace bastante años en Asturias o Andalucía entre otras.
  • Precipitado porque se debería preparar a determinados profesores para que mantengan dos o más especialidades. Por ejemplo, un profesor titular de física que haga un curso de 200 o 300 horas podría desempeñar sin ningún problema la docencia en matemáticas.
  • El razonamiento anterior es equivalente para otras materias y es más, hoy día hay muchos profesores especializados en una materia, por ejemplo lengua, que imparten asignaturas que no son su especialidad, como pueden ser latín o griego por ejemplo.
  • Este tipo de medidas en educación o sanidad, deberían ser temporales y nunca indefinidas. Es decir, la educación de calidad es la base de la población, a todos los niveles, por lo que si no se consigue una batería de profesores cualificados para impartir distintas especialidades, hay que tener estas medidas en marcha pocos cursos académicos.
  • Las clases de religión sobran en las aulas. La religión debe impartirse fuera de ellas y si se imparte algo similar, debe ser historia de las religiones por parte de profesorado de historia, no por teólogos, sacerdotes u otros representantes de otras religiones. este punto es extensible a todas las comunidades desde luego tal y como piden algunas asociaciones de padres de alumnos.
  • Esperanza Aguirre patina e insulta al profesorado en particular y a la inteligencia colectiva en general cuando insinúa que un profesor trabaja 18/20 horas. Es obvio que su trabajo va más allá del aula y la pizarra y debería pedir disculpas por esas afirmaciones.

Por último, los gobiernos autonómicos pierden los papeles si sólo presentan medidas de ajuste de gasto en un capítulo. Es importante presentar paquetes más ambiciosos, completos , que afecten a toda la estructura organizativa y funcional de la comunidad autónoma y de paso, revisar el capítulo de ingresos, eliminando deducciones autonómicas en impuestos, revisando los capítulos de subvenciones y presentando planes de ajuste del gasto público mucho más creible. No basta con pegar palos de ciego a sanidad o educación solamente y además pedir que la población aplauda dichas medidas.

Actualización: Esperanza Aguirre ha “medio rectificado” en Twitter sobre la jornada laboral del profesorado.

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