Me he cansado de oir cómo el gran problema de la economía es la economía sumergida y cómo se lastran las estadísticas en todos los aspectos. Es cierto, existe un porcentaje de economía sumergida importante, pero tenemos que tener en cuenta que hay factores dentro de esa economía sumergida que no aparecen en ninguna estadística.
El título del post, es verídico, yo colaboro con el florecimiento de la economía sumergida, he pecado contra el sistema impositivo, peco y voy a seguir pecando, que quereis que os diga. Pero antes de seguir leyendo, pensad sólo por un momento vuestra actividad diaria y es probable que lleguéis a la misma conclusión que yo. Ahí va una pequeña muestra de mis “pecados antisistema” a favor de la economía sumergida.
La foto que acompaña el post es uno de tantos indigentes que viven en nuestros pueblos y ciudades. Tiene una historia, un pasado y muy poco futuro. No sé si se gasta las limosnas, en vino, se las mete por la vena o se compra un bocadillo. No lo sé ni me importa pero muchas veces, con demasiada frecuencia se me revuelven las tripas viendo a estas personas y les doy unas monedas.
Tengo apadrinado un negro del top-manta. Si, como suena, tengo un pacto no escrito con un chaval, de los muchos que llegan en patera y consiguen sobrevivir, para comprarle tres DVDs cada quince días. Mi contribución al top-manta asciende a 20 euros mensuales, con los cuales este chico, tiene al menos para comer un día.
Por mi parte, rara vez veo esos DVDs y cuando acumulo varios, se los doy a otro chaval que tengo apadrinado también para que los revenda. Estos tampoco salen en las listas del paro desde luego.
He empleado a nivel doméstico a una chica extranjera sin papeles. Esta chica ha tenido que venir como turista para cuidar a su padre enfermo de cáncer, su madre paralítica, la familia sin recursos ni ingresos algunos y ella, obviamente sin permiso de trabajo. Aún queriendo contratarla legalmente, no puedo.
Le llevo la contabilidad a un autónomo de baja por enfermedad, con el negocio cerrado temporalmente y no le cobro por ello. Mejor dicho, le cobraré en especie cuando abra. Si, competencia desleal hacia las empresas del sector y todas aquellas lindezas que queramos. Pero este hombre actualmente no puede pagar a nadie y antes de dejar enganchada a una asesoría con varias facturas pendientes, es preferible que no lo haga. Además, el concepto amistad aún existe ¿no?
Sería muy fácil ser más papista que el papa y negarme en rotundo. Mirar hacia otro lado, pasar de la situación y no mostrar siquiera una pizca de solidaridad.
La sociedad en general no somos culpables de las muchas actuaciones políticas incorrectas como pueden ser, regularización indiscriminada, no establecer los oportunos controles en fronteras, dejar sin protección social a los autónomos o hacer política social de cara a la galería. Pero sí tenemos que convivir día a día con gente que las pasa putas para poder comer, vestirse o simple y llanamente sobrevivir. Ahora, vamos a hablar de economía sumergida si quereis.
En El Blog Salmón | La economía sumergida crece, Economía sumergida: focos perennes sin solución
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