Ahora los mercados han vuelto a experimentar una fuerte sacudida a ambos lados del Atlántico producto de los enormes déficit fiscales que hacen temer el impago de la deuda soberana. La crisis que estamos viviendo marca el mayor desplome de la historia económica mundial, y lejos de ser un fenómeno transitorio, es sistémica y estructural. Sistémica, porque involucra al conjunto de las actividades económico-sociales; y estructural porque su eje, el sistema financiero, ha operado con el esquema ponzi durante décadas. Y este esquema requiere siempre el ingreso de nuevos fieles. Si los creyentes disminuyen y el ingreso se corta, todo el modelo se desploma. Es lo que estamos viviendo.
Hoy, en una nueva jornada de pánico, las bolsas acentuaron las fuertes caídas de ayer demostrando que estamos muy lejos de ver la luz. Los principales mercados europeos vivieron desplomes de gran magnitud destacando el Ibex 35 que cayó sobre el 6%. Desde noviembre de 2007, el Ibex ha perdido más del 35% dando cuenta que todos los anuncios de recuperación han sido un engaño.
La perspectiva de una crisis de la deuda soberana ha sido considerada como uno de los mayores riesgos que enfrenta la economía mundial, dado que la fuerte caída amenaza con barrer a los países más endeudados. Esta tensión asedia a los PIGS (cerdos, en inglés, por las iniciales para Portugal, Irlanda, Grecia y España).
Grecia recibió ayer el respaldo de la Unión Europea para un plan que busca reducir drásticamente su déficit. Pero la presión continúa para España y Portugal, donde los planes para reducir el déficit han sido menos ambiciosos y claros que los anunciados por Grecia. Mientras no se sinceren estos temas, la tinta roja seguirá corriendo.
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