El sector de la construcción no logra levantar cabeza desde la crisis del ‘boom inmobiliario’ de 2008. Por primera vez en 23 años, el numero de parados en el sector de la construcción ha bajado de los 200.000. A comienzos de siglo, las cifras de paro en España eran escasas y se construían una media de más de 600.000 viviendas al año. De hecho, según cálculos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) faltan unos 700.000 trabajadores en el sector.
Sindicatos y patronal ven el problema en la dificultad para atraer a los jóvenes. Unas nuevas generaciones más formadas que no ven en la construcción un sector en el que crecer y desarrollarse, pese a sus buenas condiciones económicas. De hecho, los jóvenes apenas representan el 9% de los trabajadores del sector.
La población española sigue creciendo, pero ante la escasez de oferta, el precio de la vivienda se sigue disparando. Las nuevas generaciones y las clases medias ven casi imposible poder acceder al alquiler o compra de un inmueble con unos sueldos que no suben.
El Banco de España es claro y aseguró, a mediados de abril, que hasta 2025 habría un déficit de 600.000 viviendas nuevas. Este dato es cuanto menos llamativo si se tiene en cuenta que en España hay cuatro millones de viviendas desocupadas. Además, el 90% está en poblaciones de menos de 250.000 habitantes. Por tanto, el problema reside en que, en las grandes ciudades, donde se concentra la formación de nuevos hogares, hay solo 400.000 pisos vacíos y no cuatro millones. Una cifra insuficiente frente a una elevada demanda.
Los jóvenes no quieren el ladrillo
El 75% de los directivos del sector de la construcción consideran que la falta de mano de obra es la principal responsable de los retrasos en los proyectos. Esto repercute no solo en tiempos de entrega, sino también en la rentabilidad de los proyectos y en su viabilidad. Todo ello en un contexto cada vez más competitivo y exigente.
Solo hay que ver que el 42,8% de las compañías denuncian falta de mano de obra, según la última encuesta elaborada por el Banco de España, pero España es el país con mayor tasa de paro y el menor porcentaje de vacantes por cubrir de la zona euro.
El cambio demográfico y la falta de incentivos para atraer a los jóvenes profesionales son dos elementos clave. El 68% de las empresas de construcción dicen que faltan trabajadores jóvenes y lo citan como un problema preocupante a corto y a largo plazo.
Tan solo el 9,2% de los trabajadores tienen 29 años o menos (datos de 2022), frente al 25,2% que había en 2008, cuando estalló la crisis financiera.
España es el tercer país más afectado por esta problemática, por detrás de Polonia y Austria. Los jóvenes no quieren la construcción porque la asocian a un sector duro y exigente, que prefiere puestos de trabajo relacionados con la tecnología, la creatividad y un menor esfuerzo, aunque el salario no siempre fuese mayor.
Preocupación generalizada en el sector
El 90% de las empresas de construcción españolas aseguran que el precio de los materiales se ha incrementado en casi 20 puntos con respecto a la media global. Además, hay que tener en cuenta el impacto moderado que ha tenido el ascenso del precio de la energía.
La falta de mano de obra no es solo local. El 65% de las empresas españolas ven en la inmigración una solución para cubrir estos puestos y precisan de una revisión de las políticas migratorias para poder facilitar la contratación de trabajadores cualificados. Preocupa que, en términos generales, los dos sectores más afectados en España sean la hostelería y la construcción. Sus tasas de desempleo se disparan al 64% y al 56%, respectivamente.
No solo en España la demanda de trabajadores cualificados en la construcción supera a la oferta. Para aportar mayor competitividad al sector y mitigar los problemas de escasez de mano de obra, la tecnología se presenta como una aliada.
Quizás para atraer a las nuevas generaciones todo pase por incorporar tecnologías como software de gestión de obras, lo cual permitiría la evolución del sector. Esto ayudaría a contribuir en pro de la sostenibilidad y de la competitividad a largo plazo en un mercado global cada vez más exigente.
Otros problemas que afectan directamente al sector serían la incertidumbre en torno a las políticas gubernamentales, así como las limitaciones financieras. Esa espiral de incertidumbre política influye en las políticas económicas y en la posibilidad de que las empresas más pequeñas del sector puedan acceder a incentivos o a condiciones de créditos favorables.
Otro problema que encuentra el sector de la construcción es la sostenibilidad. Los nuevos requisitos en materia de ESG (ambiental, social y gobernanza) hace que se dificulte la expansión de este tejido productivo.
La demanda de vivienda sigue siendo sólida y las herramientas digitales una solución para marcar la diferencia en materia de eficiencia y rentabilidad, logrando así atraer a las nuevas generaciones al sector. La modernización estructural podría ayudar a solventar los problemas de mano de obra.