En España, alcanzar un salario anual de más de 60.000 euros te sitúa entre el 5% de los contribuyentes con mayores ingresos. Este grupo exclusivo no solo destaca por su nivel de ingresos, sino también por su impacto en la recaudación fiscal del país: ¡atención! aporta más del 40% del total de lo recaudado por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Una realidad que aunque impresionante, también pone en evidencia una distribución de la carga fiscal altamente desigual.
La distribución salarial en España
Los datos de la Agencia Tributaria revelan una distribución salarial que evidencia las desigualdades en los ingresos. En 2022, el desglose por tramos era el siguiente:
- Ingresos negativos o cero: 5,61% de los declarantes.
- Entre 0 y 1.500 euros: 6,18%.
- Entre 1.500 y 6.000 euros: 13,22%.
- Entre 6.000 y 12.000 euros: 10,10%.
- Entre 12.000 y 21.000 euros: 21,02%.
- Entre 21.000 y 30.000 euros: 17,36%.
- Entre 30.000 y 60.000 euros: 21,27%.
- Entre 60.000 y 150.000 euros: 4,53%.
- Más de 150.000 euros: 0,70%.
Estos datos reflejan que más de la mitad de los declarantes (56%) tienen ingresos inferiores a 21.000 euros anuales. Por otro lado, solo el 5,23% supera los 60.000 euros, y menos del 1% alcanza los 150.000 euros anuales. Este pequeño porcentaje concentra un peso importante en términos de recaudación fiscal.
Contribución al IRPF y el peso de los mayores ingresos
La progresividad del sistema fiscal español hace que los contribuyentes con ingresos más altos soporten una mayor proporción de la carga tributaria. En 2022, el 5% de los declarantes con ingresos superiores a 60.000 euros aportaron el 42% de la recaudación total del IRPF, según datos de la Agencia Tributaria recogidos.
En contraste, el 56% de los declarantes con ingresos de hasta 21.000 euros contribuyeron solo con el 8% de la recaudación total. Esto subraya que una minoría de contribuyentes sostiene una parte significativa del sistema tributario.
Los declarantes que ganan más de 150.000 euros anuales, que representan apenas el 0,6% del total, aportan más del 20% de lo recaudado. Este dato, respaldado por el Instituto Juan de Mariana, muestra cómo un grupo reducido de personas sostiene una proporción desproporcionada del sistema fiscal.
El salario medio y más frecuente en España
El Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que el salario medio en España en 2022 fue de 26.948,87 euros brutos anuales, mientras que el salario más frecuente, es decir, el que más trabajadores perciben, fue de 14.586 euros brutos anuales. Este último está apenas por encima del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 14.000 euros anuales.
La diferencia entre el salario medio y el más frecuente refleja las disparidades en la distribución salarial. Además, la mayoría de los trabajadores se encuentran en tramos salariales bajos o medios, mientras que los ingresos elevados son poco frecuentes.
Brechas salariales importantes
La desigualdad en los ingresos también se manifiesta en términos de género y región. Según el INE, en 2022 los hombres tuvieron un salario medio anual de 29.381,84 euros, mientras que las mujeres ganaron 24.359,82 euros, lo que representa una brecha salarial del 17%. Aunque esta brecha ha disminuido en los últimos años, sigue siendo un desafío significativo.
A nivel territorial, el País Vasco lidera con un salario medio de 31.064,16 euros, mientras que Extremadura registra el más bajo, con 21.922,73 euros. Estas diferencias reflejan las desigualdades económicas entre las comunidades autónomas.
La elevada contribución de los tramos más altos al IRPF genera un debate recurrente sobre la equidad y sostenibilidad del sistema fiscal. Por un lado, la progresividad busca garantizar que quienes tienen más recursos contribuyan en mayor medida al financiamiento de servicios públicos y a la reducción de desigualdades.
Y por otro lado, algunos expertos argumentan que una carga fiscal excesiva sobre los ingresos altos puede desincentivar la inversión, la innovación y la creación de empleo.
La OCDE también ha señalado que en España la carga tributaria sobre las rentas del trabajo es superior a la media de los países miembros, lo que podría limitar la competitividad y la atracción de talento extranjero.
Políticas salariales y su impacto
En los últimos años, el incremento del SMI ha sido una de las principales herramientas para combatir la desigualdad salarial en España. El gobierno ha aumentado progresivamente este indicador, beneficiando especialmente a los trabajadores con ingresos más bajos.
Sin embargo, algunos sectores critican que estas medidas puedan afectar negativamente la competitividad de las empresas y el empleo en sectores sensibles.
Los desafíos son muchos y parecen cronificarse en España. La desigualdad en los ingresos, tanto entre géneros como entre regiones, y la necesidad de equilibrar la progresividad fiscal con incentivos para la inversión y el crecimiento económico son vitales. El diseño de políticas fiscales y salariales sigue siendo clave para garantizar una sociedad más equitativa y sostenible. Algo que en este país está lejos de lograrse.
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