La industria china de imitaciones de equipaciones de fútbol es cada vez más competitiva: están al día siguiente, son copias perfectas y a menos de mitad de precio

La fiebre por la compra de camisetas de fútbol, ya sean actuales o retro, se ha disparado en los últimos años. Internet y determinados puntos de venta físico, se han convertido en el destino favorito de los amantes de este deporte que quieren comprar las elásticas de sus equipos, pero que no están dispuestos a pagar hasta tres cifras por una original.

De ahí el peso de determinados mercados, especialmente China, en su producción. Son capaces de crear imitaciones fidedignas, en perfecto estado, a mitad de precio y con gran disponibilidad.

Al margen de las ediciones limitadas, una camiseta de fútbol convencional es bastante cara. De hecho, se llega a pagar casi un 20% del salario mínimo interprofesional por una prenda que apenas llega a los 10 euros en coste de fabricación.

China ha sabido ver una oportunidad en este mercado, muy extendido en España y Portugal, y trabaja en la producción de unidades de equipos de las principales ligas del mundo. Coincidiendo con la celebración de la Eurocopa y de la Copa América, el boom de pedidos de camisetas falsificadas ha sido mayúsculo. Sin ir más lejos, Guardia Civil y Agencia Tributaria intervinieron seis millones de imitaciones en cinco almacenes de Madrid antes de ser distribuidas. Solo en Madrid, en 2023, se incautaron 35.000 camisetas.

¿Por qué triunfan?

Las réplicas de las equitaciones de fútbol son cada vez más fidedignas y competitivas. El contacto con el vendedor es cada vez más sencillo, en la gran mayoría de los casos pro redes sociales, y la logística ha evolucionado tanto que en apenas unos días podemos tener el producto en casa, como máximo en 10 días.

En el circuito de las falsificaciones, España, China y Portugal ocupan un papel prioritario. Los mayoristas pueden estar en China, pero en muchas ocasiones se sitúan en polígonos industriales españoles. La falsificación no implica necesariamente una merma en la calidad respecto a la propiedad industrial de su legítimo propietario, pues en muchos casos se da la circunstancia de que la imitación supera al producto original.

El Málaga CF en el punto de mira

Con el ascenso del equipo blanquiazul a La Liga Hypermotion, se ha disparado la venta de camisetas en Internet. El interés del malaguismo ha incrementado las ventas de los proveedores de camisetas falsas de China, muchos de ellos desde Guangzhou. En concreto, la venta de camisetas del 120 aniversario han sido un auténtico filón.

¿Cómo funciona el mercado chino?

Hay agentes que trabajan para los fabricantes de las camisetas y que las venden a través de web chinas en las que no se puede adquirir ningún producto, salvo que se operase desde dicho país. Los proveedores chinos venden mediante comerciales las partidas de camisetas que los compradores europeos contactan. Por solo 4,5 euros directamente de fábrica se puede obtener una imitación de máxima calidad.

Se conoce a este mercado como el ‘Mercado Thai’, pues hace años los mejores talleres estaban en Tailandia. Es un negocio millonario que no para de crecer. Los agentes compran partidas de 500 o 1000 camisetas, y luego satisfacen las necesidades de los proveedores que trabajan para Europa. Es curioso, pero, a los pocos días de la presentación e una camiseta, ya está disponible para comprarla en los principales comerciales chinos.

A todo ello se le suma una moda mundial por las camisetas retro. Al estar descatalogadas, solo los fabricantes de falsificaciones son capaces de ponerlas en circulación por un precio que ronda entre los 15 y los 25 euros, cuando al fabricante apenas le cuesta uno o dos euros.

China es el mayor fabricante mundial de falsificaciones, por delante de Tailandia, Hong Kong o Turquía. Normalmente, las falsificaciones van ocultas en contenedores junto a otros artículos legales. Es un mercado que triunfa debido a su elevada demanda y excelente calidad, pero que propicia la destrucción de puestos de trabajo y que alimenta a redes criminales de explotación laboral de personas.

Otro mercado poderoso

Portugal ha logrado expandir este negocio, ya que los requisitos para recibir camisetas de fútbol falsas son más laxos que en España. Incluso, hay vendedores que envían sus productos a plataformas logísticas portuguesas para evitar impuestos en España.

Una práctica muy común es que a Portugal lleguen prendas sin acabar procedentes de Turquía o China, entre otros países. Una operación legal porque suelen llegar sin el remate, es decir, sin el logo del fabricante (normalmente Adidas o Nike). De este modo, la Policía no puede hacer nada en caso de incautación.

En resumen, China ha sabido encontrar una gran oportunidad de mercado ante la elevada aceptación que posee el mundo del fútbol a nivel internacional. La inflación evita que un usuario medio pueda gastar más de 100 euros en pagar una camiseta de fútbol, por lo que han trabajado en perfeccionar la calidad de sus productos para mejorar sus cifras de venta.

Foto | Getty Images 

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