Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el precio de los alimentos ha vuelto a encarecerse fuertemente, dejándolos aún más altos que los niveles alcanzados tras la crisis alimentaria del verano de 2008.
En palabras de esta misma organización, la situación presentada no es coyuntural, y ni mucho menos se ha tocado techo. En concreto nos enfrentamos a un problema de orden estructural, que si ánimo de intentar ser malthusiano, hay que admitir que el incremento poblacional en el planeta no para de cesar, además de que los recursos son cada vez más escasos, por la sobreexplotación de las fuentes de energía y de los recursos naturales.
En cuanto a los efectos que previsiblemente va a tener en el corto plazo esta escalada de los precios, son básicamente dos, en función de la parte del planeta a la que hagamos referencia. Por un lado, y en cuanto al mundo desarrollado, esta nueva subida tirará hacia arriba del nivel de precios, alcanzando cotas más altas de inflación. Y por otro lado, introducirá una nueva crisis en los países en desarrollo, que al afectar a productos cuya demanda es muy inelástica por su carácter de prioritarios, aumentará muy posiblemente el índice de hambruna mundial.
Sin lugar a dudas, este será el principal problema al que se enfrentará la ONU en los próximos años, y posiblemente en las próximas décadas. En un entorno económico mundial, en el que la brecha de nivel de vida entre los países industrializados y los que se encuentran en vías de desarrollo, cada vez es más dilatada.
Vía | The Financial Times (en inglés)
En El Blog Salmón | El índice de la hambruna 2010
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