Gran parte de este impulso es producto de los planes de estímulo y de las inyecciones de liquidez otorgadas para impulsar el gasto, como han sido los planes para las ventas de automóviles y vivienda. Sin embargo, el factor que inquieta a la administración de Obama, es la alta tasa de desempleo que ejerce una presión a la baja en el mercado y que oficialmente se encuentra en el 10% aunque realmente supera el 20%. La expansión de la economía estadounidense ha tranquilizado a los mercados bursátiles que en las últimas semanas vivieron jornadas de alta volatilidad. El dato más significativo es el aumento de las ventas de vivienda, tras 48 meses de datos a la baja. Las ventas de casas experimentaron su primer aumento desde el tercer trimestre de 2005. En esta linea, la construcción de viviendas tuvo un aumento del 23% en el último trimestre, el primer aumento en cuatro años y su mayor nivel desde 1986.
Christina Romer, presidenta del Consejo de Asesores Económicos de Obama, señaló que "la economía está creciendo y esto es un logro importante, pero el desempleo girará más despacio". Será justamente la persistencia del desempleo y la severa crisis de crédito la que marcará el ritmo de una lenta recuperación.
Hasta junio, la economìa estadounidense experimentaba una contracción del 3,8%, la peor en 70 años, con cuatro fuertes descensos consecutivos que marcaron el declive más severo desde que los registros comenzaron en 1947.
Los datos, sin embargo, son de cuidado: el consumo representa el 70% del PIB estadounidense y si se excluyen las ventas de autos, el crecimiento fue de 1,9%. Es probable que este ritmo se mantenga en lo que queda de año, sin embargo la pregunta se mantiene: ¿qué pasará el 2010, cuando se agoten los planes de estímulo?
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