2024 está siendo un año muy optimista para el oro y el cobre, pues los precios de ambos metales se han disparado desde principios de año. Sin ir más lejos, el cobre ha experimentado una subida del 29% en lo que va de año. Esto no es del todo una noticia positiva, pues ‘los dueños de lo ajeno’ no han dudado en adquirirlo en nuevos puntos, como las mangueras de los puntos de carga de los coches eléctricos, pudiendo obtener unos 15 euros por cada una de ellas.
Hay que tener en cuenta que la reparación puede suponer a la empresa un coste de hasta 8.000 euros. Los futuros del cobre en COMEX cotizaban a 5 dólares la libra a 15 de mayo, lo que supone el nivel más alto desde marzo de 2022. Todo ello genera fuertes movimientos especulativos.
Y es que el cobre es un material clave para electrificación, el almacenamiento de energía y para la infraestructura de centros de datos. Por ello, los especuladores se encuentran animados y pretenden superar el máximo histórico alcanzado el 19 de mayo en 5,16 dólares.
Problemas para los puntos de carga de coches eléctricos
En el mercado negro, la venta de las mangueras puede pagarse hasta por 30 euros, ya que en el interior de éstas se encuentra dicho metal tan preciado. Se paga a una media de 6 euros el kilo, quedando por debajo los calderines de cobre, tasados entre 4 y 5 euros el kilo. No obstante, en cualquier momento, podrá subir el importe si el ‘cobre legal’ continuase al alza.
Si bien es cierto, es un problema que afecta a toda a Europa y, por ende, a España. Cataluña es la región más afectada. No solo se trata de problemas económicos, sino de daños importantes al dejar a muchos cargadores fuera de servicio durante semanas e incluso meses.
Ahora, a la baja penetración del coche eléctrico en España, se le suma la problemática de los robos en los puntos de carga. La focalización de la atención de los medios de comunicación al repunte de los precios del cobre llevó recientemente a una toma de ganancias, provocando que el metal perdiese más del 5%.
Por consiguiente, algunos compradores se vieron obligados a reabastecerse a precios más bajos, pero muchos se han mantenido al margen esperando nuevas caídas.
La seguridad en las calles ha aumentado considerablemente. No obstante, hay quienes no dudan en cortar las mangueras, pese a que estén conectadas a vehículos. Además, a este problema se suma el robo de catalizadores en los vehículos.
Eduardo Navasquillo, criminólogo y encargado del área de inteligencia empresarial y compliance de una empresa española de hidrocarburos, asegura en este sentido que el coche eléctrico posee otros problemas. Destaca que, en función de cómo evolucione la tecnología, podrá deparar en su desaparición o combinarse con otros sistemas de energía como los desarrollos híbridos o el hidrógeno. En cualquier caso, el robo del cobre no supone un riesgo real para que desaparezca el coche eléctrico.
Posibles soluciones
Los expertos en la materia aseguran que la mejor solución es instalar sistemas electrónicos y digitales de seguridad avanzados, dotados de alarmas y cámaras de videovigilancia. Además, resulta efectivo, implantar sistemas de alarma pasivos con dispositivos sonoros y ópticos que se activarían en caso de intento de robo o vandalismo.
De igual modo, se puede recurrir a otros sistemas de defensa como candados y cerraduras (para guardar el cargador y dificultar el acceso no autorizado). Además, la implantación de un cable retráctil beneficiaría bastante, ya que éste se enrollaría automáticamente después de cargar el vehículo y reduciría la exposición y, por consiguiente, el riesgo de robo.
El hecho de instalar estos sistemas de seguridad supondría un incremento notorio de los costes extra, lo que afectaría al precio final. Por tanto, el potencial del mercado del coche eléctrico se vería plenamente afectado.
Resulta fundamental implantar un mantenimiento preventivo de los puntos de carga, especialmente los de uso público, que a menudo enfrentan problemas de fiabilidad a los usuarios por falta de contratación del servicio.
Etecnic, empresa, que gestiona cerca de 10.000 cargadores en todo el mundo, está a punto de implementar sistemas de seguridad avanzados, como alarmas y cámaras de videovigilancia, para proteger su infraestructura.
En el mercado de las aseguradoras, ya hay compañías que incluyen el robo del cable de recarga de coches eléctricos en su póliza. Recogen que el cable es una parte más del coche y, como tal, lo cubren en caso de robo.
España, de los países con más puntos de recarga
El robo del cobre de las mangueras de los puntos de carga de los coches eléctricos se produce precisamente porque España es uno de los países con mayor número de puntos de recarga de la UE. Así lo señala el último informe de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA).
Hay países que tienen menos puntos de recarga, pero donde el coche eléctrico tiene mayor presencia. Así pues, el territorio nacional ocupa la séptima posición en el ranking. En esta nueva tabla España obtiene la posición número 14.
El robo de cobre es una moda que afecta a toda Europa. Se paga a unos ocho euros el kilo y, con la demanda disparada, supone que sea muy codiciado entre los delincuentes. Holanda o Francia son países muy perjudicados, pues en 2020 en Ámsterdam se registró el robo de hasta 21 cables de carga de Tesla Model 3 en una sola noche.
Para ser más exactos, los datos demuestran que el precio de un kilo de cobre en Europa es de 7,68 euros, estando a fecha de 2023 un 0,97% más caro que durante el año anterior. Y es que una manguera de carga pública (de 200kW de potencia con su conector) pesa sobre 10 kilos. Así pues, por cada manguera sustraída habría un valor máximo teórico de 70 euros, dependiendo del precio del cobre en el mercado negro.
En la ciudad californiana de Vallejo (EEUU), se han registrado recientemente robos de cables de recarga de Tesla. Fuentes señalan que el costo promedio de una libra de cobre es de, aproximadamente, tres dólares.
Ya en 2023, EEUU sufrió una oleada de actos vandálicos que afectó a la red de supercargadores de Tesla. Los ladrones cortaban de raíz los cables de carga para hacerse con el cobre y revenderlo como chatarra. El futuro es incierto, pero son necesarias medidas urgentes para que el sector del vehículo eléctrico no peligre.