Es innegable que en los dos años que Rajoy ha estado al frente de la presidencia del Gobierno español han pasado muchas cosas. Nuestro país ha pasado de ser el principal peligro para la estabilidad de la Eurozona a entrar tímidamente en la senda de la recuperación y dejar atrás lo peor de la crisis, según parece. De lo que se trata ahora es de saber vender bien el mensaje en Estados Unidos y de convencer tanto a Obama como a los grandes empresarios de este país de que la economía española ya ha tocado fondo y de que nuestro país es un lugar seguro para invertir. Para ello, Rajoy se ha rodeado de la crème de la crème de la oligarquía empresarial española: representantes de ACS, Acciona, Caixa Bank, Iberdrola, Indrá, Abengoa o Telefónica también han desembarcado en Estados Unidos para vender la marca España.
Sin embargo, este marketing político-empresarial no será nada fácil. En contra del optimismo a raudales que desbordará el equipo de Rajoy, nos encontramos con tres ratios que cuestionan seriamente la credibilidad en la recuperación de la economía española: la tasa de paro, la deuda pública y el déficit público, y esto sin olvidar los numerosos casos de corrupción en los que se están viendo envueltos tanto políticos como grandes empresarios de nuestro país.
¿Conseguirá Rajoy que Obama avale las reformas económicas puestas en marcha en España? El espaldarazo del presidente estadounidense es clave para insuflar confianza en nuestra maltrecha economía que anime a mercados e inversores a contribuir a extender la idea de que el país ha iniciado ya un cambio de tendencia.
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