Esta empresa ha tardado demasiado tiempo en llegar al concurso. No se pueden prolongar las refinanciaciones imposibles en el sector sin pasar por el juzgado mercantil. Estas agonías sólo consiguen distorsionar artificialmente el mercado inmobiliario e impedir los necesarios ajustes que se tienen que producir todavía en el mercado de suelo y edificación residencial
En este caso concreto, el pasivo de la sociedad asciende a unos 1.000 millones de euros a distribuir entre 2.000 acreedores. Del detalle de esta deuda, previsiblemente 800 millones correspondan a 34 entidades financieras, con lo cual, el concurso saldrá adelante con una quita importante al igual que ha ocurrido con Martinsa-Fadesa. Claro está, siempre y cuando la promotora no se encuentre en situación de quiebra técnica. Aparentemente su valor patrimonial puede rondar por encima de los 100 millones de euros, a falta de que la administración concursal ajuste las valoraciones de activos y existencias de dicha promotora. Sin ir más lejos, si hubiera solicitado concurso a comienzos del 2008, podría haber salvado los muebles, ahora veremos.
El historial de la empresa va viento en popa. 891 reclamaciones judiciales, una deuda con la AEAT por 42,5 millones y otra con la Seguridad Social de 1,4 millones de euros. Estas como deudas conocidas por Boletines y demás medios oficiales. Me quedo con un detalle que marca Cinco Días respecto su situación tributaria. Aifos tiene pendiente de ingresar a las administraciones públicas deuda tributaria por importe de 56 millones, correspondiente a liquidaciones de impuestos de 2002 a 2008.
Como vemos el negocio inmobiliario ha destacado siempre por los trapicheos impositivos en AJD, ITP, plusvalías, IBIs y el resto de tasas e impuestos que se repercuten directamente a la edificación. Conozco bastantes promotores que se pasan por el arco del triunfo a los ayuntamientos y CCAA y muchos de ellos, cuando quieren cobrar ya no pueden.
Dentro de las empresas vinculadas, uno de los símbolos estrella del lujo y glamour (¿casposo?) marbellí, el Hotel Guadalpín, también se encuentra inmerso en un procedimiento concursal. Al final, la Costa del Sol, no la va a conocer ni Dios, pero por las ruinas que van a quedar a lo largo de todo el litoral destruido desde que explotó la Operación Malaya y los juzgados malagueños no dan abasto a resolver procedimientos de todo tipo.
Vía | Expansión, Cinco Días Imagen | Mermadon1967 En El Blog Salmón | Las inmobiliarias comienzan a caer