Durante décadas la empresa líder de aviación comercial era Boeing. Además lo iba a ser en el futuro. Boeing es una de las empresas que intentan enviar vuelos al espacio y dar servicio a la NASA; junto a SpaceX de Elon Musk, Blue origin de Jeff Bezos y Virgin Galactic de Richard Branson. Pero no más. Ya fue un escándalo cuando con la crisis anterior del 737 MAX fue Donald Trump quien tuvo que hacer aterrizar estos aviones que no se autorizaban a volar en ningún otro lugar del mundo. Y ahora los consumidores han optado por huir de sus aviones.
Boeing tiene al rival Airbus que lleva décadas haciéndolo bien. El consorcio paneuropeo ofrece al mercado aviones que no tienen nada que envidiar a Boeing y lleva desde 2019 superando a Boeing en entregas. Eso sin contar con la competencia que viene, China está impulsando a su fabricante COMAC poco a poco.
Boeing llegando a las estrellas con problemas en tierra
La NASA ha anunciado retrasos en el despegue tripulado de la nave de Boeing Starliner. Esto no es un problema. Los retrasos han sido algo común en la carrera espacial, el problema es lo que está sucediendo en esos vehículos suyos que sin ser terrestres no salen de la troposfera.
Ya no sólo lo que sucedió con el Boeing 737 MAX que contamos, tenemos por otro lado lo que está sucediendo recientemente en el vuelo de Alaskan Airlines. No es difícil de encontrar noticias incidencias en aeronaves Boeing a partir del problema de este vuelo (aunque no sean tan graves).
De hecho, Ryanair y Emirates, que son de los mejores clientes de Boeing, se están quejando de la calidad de los aviones que reciben. Ryaniar incluso ha llevado inspectores a Seattle y Wichita permanentemente para revisar los aviones que les entrega el fabricante norteamericano.
Tampoco es raro encontrar varios “whistleblowers” que después de trabajar en Boeing estén declarando en contra de viajar en los aviones producidos por el gigante norteamericano. Boeing. Antiguos directivos e ingenieros de Boeing afirman que no viajarían en un 737 MAX. El más famoso de ellos, John Barnett, ha sido encontrado muerto en su vehículo de una herida auto-inflingida recientemente, lo que ha dado queroseno a cualquier teoría de la conspiración para que vuele.
Para Boeing la situación no es fácil. Sus acciones han caído por debajo de los 200 dólares y además tiene serios problemas de liquidez. Aparte el tener que revisar de nuevo los aviones ralentiza las entregas y eso estrangula financieramente a la empresa. No obstante, la situación podría ponerse peor.
Los consumidores evitan Boeing y eso puede ser su fin en la aviación comercial
El paso siguiente es que aunque los aviones de Boeing son bastante seguros y los incidentes no son sólo exclusivos de esta empresa, los consumidores tengan miedo a volar en aviones de Boeing. Hace años era difícil saber el tipo de avión en el que nos subiríamos, ero hoy en día es extremadamente fácil. Algunas webs de compra de vuelos ofrecen la opción de elegir el modelo de avión con el que queremos volar. Sólo hace falta que el consumidor quiera evitar los modelos de Boeing y adelante con la hecatombe.
Si los consumidores de verdad optan por evitar los aviones de Boeing vamos a ver quiebras de aerolíneas. Estas no pueden cambiar fácilmente los aviones que usan. Sus pilotos no pueden cambiar de modelo/fabricante de un día para otro. Este es el motivo por el que les resulte más fácil llevar inspectores de calidad al fabricante que encargar aviones a Airbus. Un avión no se puede comprar de un día para otro y un piloto no puede ponerse a los mandos de un avión para el cuál no está certificado. Hacer el cambio es costoso en tiempo y dinero.
Tampoco pensemos como europeos que si cae Boeing mejor para nosotros al quedarnos con el monopolio de los aviones. Primero porque el fabricante chino COMAC está pisando los talones y aprovecharía la ausencia de Boeing para crecer (Airbus no tendría capacidad de absorber la demanda), segundo porque Boeing utiliza insumos europeos, según la propia empresa considera que tiene un impacto de 5.000 empleados en España.