Si en su momento os interesó el documental Con ánimo de lucro os recomiendo la visión de El negocio de la caridad, un documental francés que se cuestiona determinadas prácticas relacionadas con el denominado Tercer Sector (organizaciones no gubernamentales, cooperación al desarrollo, etc...). Interesante, si bien mi juicio mezcla churras y merinas.
SI os fijáis, el documental está estructurado en tres grandes bloques. Por un lado lo relacionado con las empresas profesionales de recaudación de fondos, por otro el llamado turismo caritativo o altruista, y por último se centra en la cooperación internacional, concretamente en el caso de Haití y las reconstrucciones de vivienda. Sinceramente no considero que sea equiparable el primero de los casos estudiados con los otros dos. Pero juzgadlo vosotros mismos.
El trabajo sucio del fundraising
El documental es francés, y como tiene cierta aversión a usar neologismos ingleses es posible que se les haya olvidado llamar por su nombre a esas empresas especializadas en captar fondos. Son las llamadas empresas de fundraising, algo a lo que ya le dimos un par de vueltas en el 2009.
Efectivamente, buena parte de la gente que te para en la calle para hacerte socio de algo, o aquellos que te llaman por teléfono, o los que intentan venderte un billete para un sorteo determinado, no dejan de ser empleados de una empresa subcontratada por la asociación de turno, igual que puede contratar la publicidad, el suministro eléctrico, o el catering para los eventos.
¿Por qué lo hacen y no tiran de sus socios? En parte, tal y como comenta el gestor de Médicos del Mundo prefieren contratar profesionales, especialistas (alguno de los cuales supongo que habrá seguido algún curso de Jordan Belfort). Por otro lado, y eso no lo dice, aunque necesitan ese dinero, tengo la sensación de que prefieren no contaminarse con el mismo, no recurrir a esa tarea desagradable que supone el captar fondos (a ver si les van a confundir con empresas capitalistas que quieren hacer clientes).
Sinceramente, y a pesar de los riesgos de los que advertía en su momento, no me parece mal la existencia de dicho tipo de empresas, aunque creo que en el documental se simplifican en exceso. Hay todo un mundo de consultoría en fundraising, más allá de los que realizan el trabajo de campo que vemos, centrados en asesorar a la ONG en cómo hacer dinero: diseño de campañas de crowdfunding, acuerdos de cesión de marca para merchandising, gestión de patrocinios y convenios, gestión de subvenciones...(aquí hay una interesante linea roja, pueden preguntar en Valencia al PP o en Andalucía al PSOE y a IU).
De todos modos, y entre nosotros, no deja de ser una práctica de outsourcing. Habrá empresas de fundraising profesionales, con un comportamiento ético que ya puede enviar alguna que otra ONG que no es más que un negocio particular, por no mencionar que, como se señala al final del video, incluso las supuestas ONG serias tienen como principal objetivo su supervivencia.
El turismo de caridad
Lo del turismo de caridad, o el pack de experiencias de voluntario a cambio de pasta, no es nada nuevo. Hace bastantes décadas que existen organizaciones supuestamente no lucrativas, e no son más que agencias de viajes. Bajo la excusa del intercambio de estudiantes entre familias y los convenios de prácticas con instituciones, hacen su agosto compitiendo con agencias de verdad y academias, además de distorsionar el mercado laboral.
La vuelta de tuerca es el repugnante negocio de los orfanatos que vemos en el video. No tengo palabras para lo que se ve, lo que se cuenta y lo que no se cuenta pero se intuye. Y el documental se queda corto. ¿Qué tipo de descerebrado mental occidental va hacerse fotos en uno de esos sitios sin darse cuenta de que se está traficando con seres humanos?, ¿qué tipo de persona no percibe el negocio ya en su país de origen? O son tontos, o unos hipócritas, y no se que me preocupa más. ¿Por qué no escarba el programa en la demanda que genera dicha oferta, en el perfil de esos clientes supuestamente bienintencionados?
El turismo es un gran invento. Y un gran negocio. No hay más que ver el turismo solidario de mi generación que se iba a la Nicaragua sandinista a trabajar para los Ortega o el suelta la pasta para ver el paraíso norcoreano a través del touroperador Caos de Benos.
La cooperación al desarrollo, la madre de todos los embrollos
Me quedo con esta última parte del documental, que narra el desastre de la cooperación en Haití, centrándose especialmente en lo relacionado con los problemas de vivienda. Es evidente que hay alguien muy interesado en esas casas de tela, desmontables, y que la ONU está dispuesta a gastar en ellas un pastizal. ¿Por qué?
No quiero pensar mal pero es evidente que con la propuesta alternativa, la de la construcción de casas tradicionales buena parte del dinero se queda en Haití, mientras que con las otras, las desmontables, está claro que se fabrican fuera y llegan listas para armarse. Parafraseando a Mulder, de X Files, el dinero esta ahí afuera, no en Haití.
Pero sin duda, el gran momento es el conjunto de entrevistas con la ONU. Para empezar la no entrevista dentro de esto Estado dentro del Estado que es la misión de Naciones Unidas en la isla, luego la que tienen en Suiza donde la representante de la organización internacional queda retratada, pero la mejor es la de la cámara oculta con un alto funcionario de la ONU: es imposible gastar todo el dinero, estamos saturados de dinero, no hay visión a largo plazo. Es un mazazo su afirmación de que no hay ningún país en el mundo que se haya desarrollado gracias a la cooperación.
¿Queréis más? La expresidenta de Acción contra el Hambre (y excolaboradora de Médicos sin Fronteras) denuncia lo que es un hecho a gritos: las poblaciones necesitadas no son más que la excusa para justificar esa maquinaria administrativa, ese aparato empresarial que son las ONG. No estoy interpretando lo que dice, reproduzco sus palabras, aunque muchos de los habituales es posible que los hayáis leído en alguno de mis posts.
Acaban con el ejemplo de Grace International, una empresa-ong-iglesia evangélica y su Grace Village en Haití. Si en Naciones Unidas hemos visto lo que acabamos de narrar, si exdirigentes de una gran ONG contrastad internacionalmente afirman lo que afirman, era evidente que lo de este campamento "humanitario" iba a ser de traca.
Lo increíble qes que después de ver lo que hemos visto, el documental acabe concluyendo que el problema es que las ONG no van más allá de la atención conyuntural en las catástrofes, que tienen que contribuir como agentes de desarrollo a largo. ¿No han visto su propia cámara oculta?, ¿desconocen la inmensa cantidad de proyectos de cooperación al desarrollo que se financian con fondos públicos desde Occidente y los problemas que generan?
Por supuesto, como cuando Fagor naufragó, todo este desastre que hemos contemplado es culpa del capitalismo, del liberalismo, y del mercado. Si es que resulta evidente.
Más información | Asociación Española de Fundraising En El Blog Salmón | Las ONG como negocio, El uso de ONG por parte de las empresas