Estamos en plena campaña de la Declaración del IRPF. Y aquí todo el mundo está a pillar. Y de que manera. El caso es que, ayer, mientras dormitaba en el sofá viendo La Sexta, el amigo Andreu Buenafuente salió a comunicarme la Buena Nueva. Venga IC, no seas carca, y marca la X de otros fines de interés social. Y así, entre la modorra que me invadía, creí oír un argumento tal como este:
El dinero proveniente de las subvenciones para fines sociales financia proyectos concretos de las ONGs, y no sus estructuras. Pon una X en la casilla de fines sociales.
Amén, le falto decir. El leit motiv del spot es que ese dinero no sirve para mantener las estructuras de estas ONGs (curioso nombre, por cierto). Y claro, una vez más, Andreu consiguió sacarme una sonrisa. La diferencia es que, esta vez, seguramente a su pesar, involuntariamente.
Vamos a ver Andreu, te lo voy a explicar. Y es que no estoy seguro de si repites esto sin entender ni saber de lo que hablas, o se trata de un ejercicio de cinismo. Cualquiera que haya trabajado en el área de proyectos de una ONG sabe que hay una apartado, dentro de los presupuestos que se presentan para ser financiados, que es de gastos varios, administración, estructura, llámale X. Teóricamente se trata de financiar gastos específicos derivados de ese proyecto, pero, en la práctica, acaban financiando directa o indirectamente esa estructura. A ver como distingues cuando el colaborador Y, asignado a un proyecto, trabaja únicamente para el mismo y cuando trabaja para la propia organización. Y quien dice eso, dice la electricidad, los equipos informáticos o mil gastos más. Jugando con esa variable es como consiguen muchas organizaciones financiar sus estructuras, pues carecen de otros ingresos que no se correspondan con las subvenciones, y estas, rara vez financian otra cosa que no sean proyectos. ¿A qué es gracioso, Andreu?
El problema es que estas Organizaciones Si Gubernamentales (pues viven del maná público), y estos nuevos lideres de opinión, están convirtiéndose en los abanderados de una nueva forma de religiosidad, un nuevo culto. Y, como los viejos clásicos, pretenden que comulguemos con ruedas de molino. Y todo vale. Lo citado antes es una muestra, pero hay más mucho más.
La Coordinadora de ONGs para el Desarrollo tiene un Código de Conducta aprobado por sus socios. En el pasado este Código sirvió para que ANESVAD (si, la polémica ONG) abandonará la Coordinadora. Entre otros motivos, se le criticaban sus campañas publicitarias de recogida de fondos, que estigmatizaban al enfermo y buscaban la donación mediante el sentimiento de culpa. Veáse un ejemplo.
El caso es que, a pesar de la polémica que genero en su día, hay quien ha recogido el testigo de este estilo de hacer publicidad. Si, me refiero a la campaña que, algunas Organizaciones hacen en pro de marcar la mencionada casilla en el IRPF. Se trata de anuncios similares, en los que indirectamente se culpabiliza al contribuyente de lo que le pueda pasar a un niño, anciano o discapacitado de los que les pueda pasar de no marcar la X. Para muestra un botón:
Ojala la CONGDE les dejase una copia de su Código ético a los que impulsan este tipo de publicidad, que flaco favor hace a sus causas. Y es que confundir los impuestos con la solidaridad ya no me parece buena idea, pero encima fomentar el sentimiento de culpa, en la peor tradición judeocristiana, es aún más triste. La auténtica solidaridad es libre (concepto este de la libertad doloroso para algunas mentes)
Andreu, en el fondo no sois tan diferentes de esa Iglesia que criticáis.
En El Blog Salmón | ¿Pueden ONGs saltarse las leyes de marcas?, Las ONGs tienen sus prioridades electorales