Hasta que esto no se haga realidad, las ETT no pueden aportar empleados con contrato indefinido ni plantearse la formación del empleado. Lo que se pretende es que permitan facilitar al trabajador su empleabilidad haciendo posible un incremento de las tasas de empleabilidad de colectivos de difícil inserción laboral que están por debajo de lo estipulado por el Consejo de Europa en su reunión de Marzo de 2000 en Lisboa.
Las tasas de empleabilidad que allí se fijaron son del 70% en general, del 60% para el colectivo femenino y del 50% para los trabajadores de más de 55 años. En estos momentos los indicadores españoles son, respectivamente, 66%, 55% y 44,50%. Estamos a falta del último empujón.
Con este nuevo escenario las ETT podrán ofrecer orientación personalizada al candidato. Es decir, podrán ayudarle por medio de una correcta gestión de carrera profesional que hará posible que el candidato encuentre mejor empleo y en menos tiempo.
El pasado mes de Abril se aprobó el Plan Extraordinario de Orientación, Formación Profesional e Inserción Laboral, dotado con más de 200 millones de euros, que podría dar el impulso final para esta reforma de la forma de operar de las ETTs ya que se estima que se necesitarán más de 1500 orientadores profesionales que podrían perfectamente ser esas nuevas ETTs.
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