Cerrado el capítulo griego (al menos en lo formal) ahora volvemos a España. Como lo anuncié hace un año, el desempleo ha superado el 20% y no hay perspectivas de descenso, al menos hasta el próximo año, y con suerte. Todo va a depender de las negociaciones de la deuda, y si terminan siendo como en Grecia, olvídese, el desempleo puede dispararse hasta el año 2013, con siete millones de parados.
El panorama es desalentador. Y si no existe una salida rápida como todo el mundo quisiera, es por las profundas raíces que tiene el problema y que se arrastran a lo menos, de los últimos 15 años. Como señala este artículo de El Economista, en el período del auge del ciclo no existió ninguna política contracíclica que contrarrestrara la brutal expansión de la burbuja: se disminuyeron los impuestos y se estimularon los créditos siguiendo la tónica de desmesura y excesiva confianza en el modelo. Y ahora que vienen los problemas, se establecen políticas que sólo tenderán a profundizar más la fosa: se aumentan los impuestos y se castigan las pensiones y salarios. Es decir, frente a la crisis tampoco se aplican políticas contracíclicas.
La crisis de Grecia fue un simple aperitivo de lo que viene ahora. Junto al desempleo masivo y la economía estancada, España debe hacer frente al refinanciamiento de una deuda de 225.000 millones de euros. Anote la cifra para que veamos a cuanto llega en los próximos meses. Más aún cuando el 50% de esa deuda está en bancos extranjeros. ¿Serán tan generosos como con Grecia, un país relativamente más pequeño y que a la UE le costó tanto tiempo rescatar? Teniendo en cuenta el tamaño de España, esta crisis de la deuda emerge ahora como el gran problema de los mercados. En la superficie, tal como en el caso griego, la deuda parece manejable. Equivale a un 54% del PIB en comparación al 120% de Grecia y el 80% de Portugal. Pero el estancamiento y el alto nivel de desempleo despierta los temores de vuestros amigos, los especuladores.
El director ejecutivo de Pimco, Mohamed El-Erian, uno de los mayores tenedores de bonos del mundo, ha dicho que no seguirá manteniendo bonos de los países riesgosos, como Grecia, España y Portugal, dada la negativa perspectiva que ve para los países europeos. Muchos de sus “pares” están en la misma. Ahora que se nos viene la locomotora encima, directo a aplastarnos, ¿habrá rescate para España y el resto de Europa?
Más información | El Economista
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