En sólo un mes el pasivo del Estado se incrementó en 2.500 millones de euros, un 0,25 % respecto al mes anterior, con lo que por primera vez supera los 990.000 millones de euros. Unos dirán que no pasa nada, que hay países en peor situación, y otros lanzarán el grito al cielo con estas cifras. Yo soy de la opinión de que peor que la cifra en sí es la tendencia que en los últimos meses estamos observando.
Al ritmo actual, la deuda pública se está viendo incrementada a razón de 10.000 millones de euros al mes, que no es precisamente moco de pavo. De hecho, el propio Gobierno ya avisa en sus previsiones económicas de que la tendencia seguirá y acabaremos el año con un 98,9 % de deuda. Con esto, lo verdaderamente preocupante de la situación es que no existe receta que a corto plazo nos permita subsistir sin endeudar más a las arcas públicas.
No se trata de ser catastrofista, porque tal y como comentaba Alejandro hace unas semanas lo importante es la capacidad del país para pagar su deuda. Sin embargo, tampoco podemos pecar de ingenuos e ignorar el hecho de que a día de hoy la deuda sigue sin ser sostenible, máxime si tenemos en cuenta la incapacidad de nuestra economía para generar superávit primario.
En El Blog Salmón | La deuda pública en España llegará al 100% del PIB: ¿y qué?