Las pensiones en España han vivido dos reformas en los últimos diez años. En 2013 se aprobó una reforma profunda aunque un poco timorata en la que se introducían dos mecanismos para hacerlas sostenibles, el Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP) y el Factor de Sostenibilidad (FS). Ambos incidían sobre la parte del gasto en pensiones, reduciéndolo si los ingresos no acompañaban. Sin embargo en 2021 la reforma se derogó completamente.
Y lo que ahora tenemos es lo mismo, un intento de balancear los ingresos y los gastos pero en lugar de ajustar los gastos con el IRP y el FS lo que se hace es tocar los ingresos, con el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI). El MEI es básicamente una cotización extra para financiar las pensiones, que en 2023 es del 0,5% de la nómina (0,1% por parte del trabajador, 0,4% por parte de la empresa).
El camino hacia la sostenibilidad de las pensiones
El MEI no va a ser suficiente para financiar las pensiones. Al igual que la reforma del 2013 con el IRP y el FS lo que hacía era bajar las pensiones pero no lo suficiente para hacerlas sostenibles, el MEI no va a ser suficiente para lograrlo, sin quitar una porción excesivamente grande de las nóminas.
Quizá la reforma ideal hubiera sido una combinación de todo, IRP, FS y MEI, pero ese es un mundo ideal y no vivimos en él. El Gobierno actual y seguramente los posteriores no van a querer bajar las pensiones porque políticamente sale muy caro. Si en 2013 salió fue por presiones de Europa y porque estábamos en una situación de crisis económica en la que cualquier cosa parecía aceptable por la sociedad.
La prueba es patente: el documento que ha presentado el Gobierno explicando que la reforma actual es suficiente para hacer las pensiones sostenibles asume que vamos a crecer hasta 2050 más que en los últimos 20 años, la tasa de empleo va a aumentar a cifras nunca vistas, el paro va a estar por debajo del 6% y la productividad va a aumentar a tasas que no vemos desde hace décadas. Es completamente irreal.
El truco japonés
Japón también se vio en una tesitura similar hace años. El envejecimiento de la población era brutal y no había suficiente dinero para pagar las pensiones. Y eso que estaban en una situación mejor que la española, con una tasa de paro muy baja. Y decidió usar un truco que quizá veamos en España cuando se demuestre que el MEI no es suficiente.
Se trata, nada más y nada menos, que cualquier persona de entre 20 y 60 años tiene que pagar una contribución a la Seguridad Social, aunque no trabaje. Esto incluye a nacionales y extranjeros residentes.
El sistema es complejo, pues existen algunas descuentos para personas con bajos ingresos o estudiantes, pero lo normal es que haya que pagar unos 100 euros al mes. Todo son facilidades para el pago, pero hay que hacerlo. Llueva o truene.
No nos extrañemos, entonces, que el MEI acabe convertido en algo similar en España. Un pago mensual para todo el mundo, aparte de las contribuciones sociales de los trabajadores. El nombre (mecanimismo de equidad intergeneracional) desde luego acompaña. Y esto permitirá que el sistema de pensiones siga siendo sostenible más años de los que pensamos. Aunque esto convierta España en un infiero fiscal y administrativo.