Conozco a varias personas que tienen centralizada su actividad económica en este área, con las consiguientes ventajas que han adquirido en el tiempo y con una forma bastante particular de ver la situación actual. Estos perfiles personales se pueden dividir en: * Promotores inmobiliarios pequeños que han acumulado propiedades que no han vendido en sus propias promociones. * Destino de inversiones, bien con financiación propia o ajena que han operado comprado todo lo comprable durante la expansión de la burbuja. Entre esots perfiles, destaca normalmente un gran apalancamiento crediticio, tanto a corto como a largo plazo, dado que la inversión inmobiliaria continuada por los tópicos "la vivienda nunca baja" y "la hipoteca la paga el inquilino" se han llevado a su máxima expresión.
Por otra parte, se encuentran aquellos que tienen un patrimonio libre de deudas, expuesto al mercado del alquiler con todas sus consecuencias. Pero los problemas comenzaron en el 2008 y estos se van a agudizar ¿qué problemas se les presentan a estos rentistas?
Desde el 2008, la contracción económica ha provocado el cierre de muchas empresas y locales con actividades comerciales. El resto, está teniendo serios problemas para realizar sus pagos con relativa puntualidad por lo que el 100% de ingresos mensuales garantizados, ha caido a 50% entre locales cerrados e inquilinos morosos.
Por otra parte, son reacios a la bajada del importe de las rentas y bastantes empresas han cambiado su ubicación en los dos últimos años, mejorando en precio o tomando posiciones en locales o dependencias mejor preparadas para su actividad comercial.
Respecto al mercado de la vivienda, se han unido varios factores: * El desempleo y colectivo inmigrante, ha dejado de pagar alquileres, * Otro gran sector ha decidido que los alquileres se tienen que declarar para poder recibir las oportunas subvenciones al alquiler que se han puesto en marcha. Las consecuencias de impagos, gastos originados por inmuebles no alquilados y el ritmo de vida acumulado por muchos de ellos, genera que la mayoría ya no tenga liquidez suficiente ni para pagarse un abogado.
Este tipo de perfiles son los que se han erigido como nuevos ricos del ladrillo, con múltiples propiedades y un flujo de ingresos y gastos mensuales elevados. El impacto dentro de la economía familiar ha sido severo, pero la mayoría sólo han optado por el ajuste drástico de ingresos por terceros, manteniendo ellos todos los gastos habituales a niveles insoportables para economías domésticas que pierden el 50% de sus ingresos.
Estos mismos negacionistas de la burbuja, de la caida de precios de los inmuebles, son los que se niegan a "malvender" sus propiedades por más visicitudes económicas que pasen, dado que no se pueden regalar y aún viven plenamente convencidos que esta crisis de precios en vivienda es puntual.
Por último, sólo han reparado que en las entidades financieras ya no les sonríen, el director no los atiende en el despacho, las tarjetas de crédito han dejado de funcionar y el móvil se lo ha cortado varias veces la compañía. Pero eso es debido a la mala fe de los bancos.
Por último, preferirán ver sus propiedades embargadas y subastadas en el mejor de los casos o pasar hambre haciendo fila en los comedores sociales de ONGs antes que vender a los precios en los que el mercado está dispuesto a comprar, porque ellos no pueden regalar nada. Un rentista no sabe perder puesto que por norma general siempre ha ganado, por lo que auguro un importante incremento de suicidios en este año. Suicidios si, porque la agónica espera de la subida de precios del mercado inmobiliario y la recuperación económica, les queda aún muy lejos.
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