Si hay un problema que verdaderamente preocupe al total de la población y que traspase las fronteras locales, ese es la vivienda. Millones de familias de clase media o baja de todo el mundo tienen serias dificultades para acceder a un piso. Toda Europa se ve afectada, pues el precio ha aumentado, de media, un 47% entre 2010 y 2022. Por su parte, el coste del alquiler en el viejo continente ha subido en un 18%.
Los datos de la ONU son claros al respecto: el 97% de las viviendas en los países desarrollados o en vías de desarrollo no son accesibles financieramente para quienes se destinaron inicialmente. Por consiguiente, la vivienda ya no es un factor de cambio sostenible capaz de promover la igualdad.
A esto se le suman los bajos niveles de inversión pública y la ausencia de políticas públicas eficientes durante la última década. La recientemente reelegida presidenta la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha comprometido a tomar cartas en el asunto. La realidad es que los precios no paran de crecer, la oferta se resiente y todavía se sienten los efectos de la explosión de la burbuja inmobiliaria.
Un escenario perfecto para que, no solo en España y en Europa, sino en todo el mundo, las fuerzas políticas de extrema derecha comiencen a emerger con gran fuerza.
Europa busca soluciones con urgencia
Europa es tajante y quiere combatir la crisis habitacional con la creación, por primera vez, de un comisario de Vivienda y la puesta en marcha de un Plan de Vivienda Asequible.
En los últimos tres años, entre 2021 y 2024, el precio de los inmuebles ha crecido un 13% de media en el conjunto de la UE. No obstante, en los primeros cuatro meses de 2024, se ha apreciado una subida anual de un 1,3%, más leve que a comienzos de 2023.
Interesante es la situación de la capital de Portugal, Lisboa, en la que el precio de la vivienda ha aumentado en un 120% entre 2012 y 2022. Además, el precio del alquiler ha ido creciendo hasta alcanzar más del 30% en el último lustro. Los niveles de ingresos se han mantenido estables, afectando seriamente al poder adquisitivo de la población portuguesa.
En España, la moderación de los precios está siendo más lenta que en el resto del conjunto de la UE. Así pues, entre las cuatro grandes economías de la UE, es el país en el que más se ha encarecido la vivienda durante el último año. Así pues, el primer cuatrimestre de 2024 dejó un incremento del precio de los pisos de un 6,4% con respecto al mismo periodo del año anterior.
Italia registró un leve aumento del 1,7%, mientras que Francia y Alemania obtuvieron bajadas del 4,8% y del 5,7%, respectivamente. Por su parte, la zona este de Europa y Portugal superan a España y experimentan, desde comienzos de 2023, subidas del 7% en términos generales.
La vivienda de obra nueva es la que más se ha encarecido. En España es un 9,9% más cara que hace un año, superando el alza media europea del 6,4%. En el caso de la segunda mano, España ha sufrido un encarecimiento del 5,8%, manteniéndose estable en el resto del viejo continente. En Francia y Alemania se ha logrado bajar más del 5%.
Con respecto a los alquileres, éstos se han comportado de una forma más moderada. No se supera el 3% ni en la UE ni en las cuatro grandes economías europeas. En España, el 75,3% de la población vive en pisos en propiedad, superando la media de la UE que es del 69,2%.
Los últimos datos de Eurostat, de 2023, señalan que el 9,3% de la población europea vive en hogares con retrasos en el pago de hipotecas, alquileres o facturas básicas. El dato de España, con un 13,6% de la población, es el quinto más alto, tras Grecia, Bulgaria, Rumanía y Chipre.
Es por ello que Von der Leyen plantea involucrar al Banco Europeo de Inversiones en una plataforma de inversión paneuropea para viviendas asequibles y sostenibles con que se prevé atraer más inversiones públicas y privadas.
¿Qué sucede en el resto del mundo?
Hasta el año 2022 se han mantenido unos bajos tipos de interés, vinculados a la baja inflación. Los exportadores lograron acumular reservas de capital que irrumpieron en los mercados financieros globales, el precio del dinero se mantuvo bajo por un largo periodo de tiempo y acabó afectando al mercado de la vivienda, que depende del crédito.
Muchas ciudades se han vuelto más atractivas para residir. En Estados Unidos, por ejemplo, ciudades del Rust Bell, como Detroit o Cleveland, no son muy caras porque la población no quiere irse a vivir allí. Así es que las ciudades más atractivas, como Nueva York, Toronto o Dubai, están atrayendo población, incluso a nivel global.
El movimiento YIMBY ("Yes In My Backyard", "Sí en mi patio trasero") en Estados Unidos defiende al aumento de la oferta de viviendas mediante cambios en la normativa de zonificación y las políticas de desarrollo. En California, YIMBY ha contribuido a acabar con la zonificación excluyente y de una sola unidad, lo que ha permitido construir 2,2 millones de viviendas en el estado.
En Toronto (Canadá), la Daniels Corporation se alió a la autoridad de vivienda para reurbanizar viviendas sociales abandonadas y convertirlas en una comunidad de uso mixto y renta mixta que garantiza a todos los residentes el derecho a regresar.
Las dificultades de acceso a la vivienda se suceden por todo el mundo (Madrid, Tokio, Singapur, Nueva York, Toronto o Berlín).
La situación en América Latina también es crítica. Se estima que hay 4 millones de hogares con problemas habitacionales en Argentina. Solo el 65% de la población argentina es propietaria de su vivienda, una disminución de 10 puntos porcentuales desde 2010.
En América Latina, hay un déficit habitacional cuantitativo (ausencia de viviendas) estimado en más de 23 millones de hogares, y un déficit cualitativo (casas en condiciones deficientes) que supera los 43 millones de viviendas.
En Asia el problema también es latente. Sin ir más lejos, en Japón se calcula que existe un total de 9 millones de casas vacías, las conocidas como akiyas. De igual modo, El sector inmobiliario de China, que alguna vez fue el pilar de la economía, se viene desplomando desde 2021, cuando el gigante inmobiliario China Evergrande Group incumplió sus obligaciones de deuda luego de tomar medidas drásticas contra los nuevos préstamos.
Todo pasa por implementar una serie de políticas de vivienda comunes que beneficien al conjunto de la población y que garanticen el acceso íntegro a la vivienda como derecho. Para ello, se precisa de un trabajo conjunto, con perspectiva global, pues en un mundo globalizado no tiene sentido implantar medidas locales ante un problema de tal envergadura.
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