Supongo que ahora ese caladero se les ha agotado. Pero resulta que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Y resultaque algunos han encontrado en este colectivo el medio ideal para resucitar un clásico del seguro que estaba moribundo: El seguro de decesos, sobre el que ya habíamos comentado que estaba algo pachucho.
Ahora resulta que las compañías aseguradoras se han dado cuenta de que pueden aprovechar la morriña de los emigrantes por su tierra. Se suele decir que es triste morir en tierra ajena, y muchos desean, ya cadáveres, que les devuelvan a la tierra que les vio nacer. Tiene cierto sentido. Repatriar un cuerpo es sumamente costoso, especialmente para aquellos que han venido en busca de fortuna y han fallecido antes de lograrla. En muchos casos su familias no dispondrán tampoco de los medios necesarios para hacerlo. Catalana Occidente lo ha entendido así y ha apostado por ello, lanzando un seguro de decesos con coberturas específicas para estos casos
Supongo que en las aseguradoras son conscientes de que, siendo una oportunidad de negocio atractiva, cuentan con dos dificultades a abatir. La primera es que, lamentablemente, son pocos los inmigrantes que se paran a reflexionar sobre una muerte imprevista, quizás por que de hacerlo podría frenarse su ilusión con la que abordan su aventura migratoria. El otro obstáculo es la competencia de las compañías aseguradoras de sus países de origen. Quizás cuenten con menos prestigio y garantías que las de los países receptores, pero a cambio cuentan con un amplio conocimiento del país de origen, y una proximidad cultural a las familias mucho mayor. Les recomendaría la lectura de este artículo.
Foto | José Carlos Córtizo Pérez