Leyendo un artículo de Gurus que se inspira en el magnífico libro El Economista camuflado me ha recordado la importancia que hay de eliminar los proteccionismos y las subvenciones para ayudar a los países pobres a dejar de serlo. Creo que la mejor forma de ayudar al desarrollo de ciertos países, en lugar de darles ayudas directas del 0,7% de nuestro PIB, sería dedicar ese 0,7% de nuestro PIB en hacer una gran reconversión de los sectores que en la actualidad no son rentables.
Y cuando digo sectores que no son rentables me refiero a aquellos sectores que tienen las importaciones limitadas o que tienen ayudas públicas sin las cuales no serían rentables. La agricultura tiene, desde luego, muchas papeletas para ser la gran perjudicada. No sólo por las ayudas de la Unión Europea, que lo único que hacen es introducir factores ajenos al mercado en la producción de bienes agrícolas, que nos llevan a la estupidez de que ahora hay escasez de cereales o leche, sino también a otro tipo de subvenciones encubiertas como por ejemplo es el precio del agua.
En muchas zonas de España hay escasez de agua y sin embargo se cultiva. ¿Están pagando esos agricultores el precio real del agua? Porque una cosa es que el agua para consumo esté subvencionado en zonas complicadas, creo que está plenamente justificado siempre que haya unas cantidades subvencionadas razonables, pero otra cosa es subvencionar el agua para que una empresa gane dinero. ¿Por qué debemos los trabajadores de sectores rentables pagar con nuestros impuestos infraestructuras, como desaladoras o transvases de miles de kilómetros, y además pagar su funcionamiento para que unas empresas ganen dinero? ¿No sería más fácil que pagáramos con nuestros impuestos formación para que los trabajadores de esos sectores se recoloquen en otros que sean rentables?
Y esta crítica también es aplicable a los campos de golf. Los defensores de este sector dicen que es más productivo y rentable que la agricultura. Si esto es cierto, me parece bien. Pero si hay una empresa pública que pierde dinero para suministrar el agua que necesitan, ya no. Que se creen su propia infraestructura y que además no tenga impacto en el precio ni en la calidad del agua consumida por la población.
¿Y por qué digo que deshacernos de estos sectores ineficientes es bueno para los países en desarrollo? Pues porque entonces nos podrían vender sus productos. Productos que ahora no son baratos porque subvencionamos los nuestros. Si ambos productos compiten en igualdad de condiciones, tendríamos quizá muchas personas se quedarían trabajando en sus países con un futuro próspero en lugar de emigrar al primer mundo y ser recibidos muchas veces hostilmente por la población cuando lo que están haciendo aquí lo pueden hacer en sus países pero no pueden por nuestro proteccionismo.
Algunos piensan que esto puede crear paro en el primer mundo. Pero hay que ver las partes positivas. Con todo el dinero que nos ahorraríamos podemos centrarnos en lo que realmente hacemos bien y es difícil que nos superen, el I+D. Idear nuevos productos, no producirlos. Y no creo que este proceso saliera muy caro. Con todo el dinero que nos gastamos en subvencionar se podría ayudar y recolocar de una forma muy digna a los trabajadores de los sectores afectados.