Esta entrada surge de algo que llevo bastante tiempo pensando acerca de la tan manida frase empleada por los empresarios de que los trabajadores son el activo de las empresas. Sin embargo, el día a día me demuestra la verdad de la afirmación del título. Cobró vigencia cuando Zaplana aceptó el trabajo en Telefónica con un sueldo de 600.000 euros, a lo que me respondía con una pregunta: ¿cuántos puestos de trabajo en la compañía va a suponer amortizar esa inversión? Zaplana entraba como un activo para Telefónica. Perfecto, ¿pero qué pasaba con los otros trabajadores? ¿Cómo catalogarlos? ¿Activo o pasivo? Reflexionemos.
Para ello recupero a los autores de Funky Business, Jonas Ridderstrale y Kjell Nordström, y en concreto a algunas afirmaciones que realizaban en su libro 'Karaoke Capitalism. Management para la humanidad', muy enfocado en la innovación y en nuevas formas de entender la evolución de la empresas. En él hablan sobre el talento y cómo lograr atraer el capital humano, bien mucho más escaso que el capital financiero. En el libro llegan a asegurar que "si queremos progresar debemos comprender que son los dotados quienes seleccionan a las organizaciones, no al contrario". Y ahí es donde los autores se planteaban cómo considerar a ese trabajador: como un activo o, más bien, como un pasivo. Si los dotados siempre van a escoger al mejor postor, quien más les pague, las empresas tendrían que incluirlo en sus partidas de gasto. Ahora la empresa no va a sacar nada provechoso de él, ni tan siquiera de su posible venta, se lleva el know how aprendido, por lo que ya no tendría sentido incluirlo como un activo.
Así, lo que estos autores nos proponen, y comparto por completo, es darle una vuelta de tuerca al tan manido término de que "los trabajadores son el activo más importante de la empresa", mensaje no se cansan de repetir todos los empresarios del mundo, y que en la sociedad que vivimos ahora, hay que tomar con matices. Los consideraríamos como activo si las empresas se encargasen de enseñarles y mejorar sus conocimientos, o como los autores exponen:
"Mientras desde la perspectiva de la corporación, el capital humano es mejor verlo como un pasivo, el capital estrutural definitivamente es un activo. Procurando de una manera activa coleccionar, codificar y comunicar el conocimiento de los empleados críticos al resto de la organización, la empresa permite a cualquier parte de la compañía utilizar el cuerpo entero de conocimiento que dispone. Conocimiento = poder. Conocimiento compartido = poder al cuadrado."
Compartir conocimientos está siempre en la base de las empresas innovadoras, y en el hecho de que se les daría un valor a los empleados... Es decir, sí serían un activo.
Continuo con mi reflexión sobre como tratar al capital humano, si como activo o como pasivo. Y aquí es donde recojo la noticia por la que los datos nos dicen que el paro en España crecerá al final del año hasta el 11%. Si el trabajador es un activo, ¿por qué sucede esto? ¿Por qué las empresas en periodo de crisis se dedican a despedir o realizar recortes de plantillas mientras los ingresos de los directivos no paran de crecer? ¿Por qué se cambia de manera tan categórica la afirmación que no se cansan de repetir los empresarios sobre sus trabajadores? Cuando hay dinero se intentan conseguir todos los contratos posibles, y de la manera que sea, sin importar si es ilegal, pero cuando vienen mal dadas, las empresas miran su cuenta de gasto, y se desprenden del más grande: el de personal. ¿No es el trabajador un activo? De activo nada, puro pasivo, independientemente de que seas un dotado o no, o estés en el grupo de los privilegiados.
Hace mucho leí una noticia en la prensa que recorté y que viene al pelo a lo que comentaba en el párrafo anterior, aunque tenga cuatro años y se refiera más a nivel mundial, pero válida por el tema de los ciclos ecónomicos, por mucho que el mundo de la economía en España viva en la paradoja:
"En 2003, el beneficio de las 500 empresas más grandes de USA creció una media del 9,6%, según S&P. La remuneración de los primeros ejecutivos de esas compañías creció, en cambio, una media del 22%, el doble del incremento de 2002, de acuerdo con Corporate Library (...) En 1980, el consejero delegado de la compañía media de la lista Fortune 500 ganaba 40 veces más que el empleado medio que trabajaba para él. En 2000, era entre 400 y 500 veces más, y el año pasado fue de 530 veces más."
Y uno, claro, piensa, ¿cómo tomarse esto? ¿Se es activo? ¿Pasivo? Vaya dicotomía, porque la información asusta. Lo que tengo claro es que el talento, lo normal, es que sea valorado, y si no es cuidado esté se marche. Lo que ya me inquieta es que "torpes avariciosos" lleven el rumbo y el destino de esos "n" trabajadores al que definen como su activo más valioso y luego lo único que hacen es tratarlo como un pasivo del que hay que desprenderse. Desde el directivo, pasando por el talento, hasta el trabajador, todos son pasivo... y conviene plantearse lo que hacer cuando en una empresa te digan lo de que "eres nuestro activo más valioso". Lo mejor será echarse a temblar. Estos viven en el pasado.
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