La crisis alimentaria que anunciamos ya está aquí, y las soluciones que están empleando algunos países solo agravará el problema

No queríamos ser agoreros, pero parece que hemos acertado. Hace unas semanas hablábamos por aquí de que una crisis alimentaria mundial estaba a la vuelta de la esquina. Y ya no solo lo decimos nosotros; también los organismos internacionales, como el Banco Mundial.

Porque a la guerra de Ucrania se están sumando componentes que ponen en peligro el suministro mundial de alimentos. Ucrania exportaba cereal a buena parte del mundo, algo que ya no puede hacer. El problema es que otros países no están ocupando el lugar que ha dejado en la cadena alimentaria.

Aunque India, por ejemplo, dijo que podría suplir ese déficit, ahora ha decidido protegerlo para garantizar el suministro de su población. Y todo ello con una inflación rampante que está poniendo los precios de los alimentos por las nubes.

Un ejemplo: en Reino Unido el precio de la pasta, la pasta común la barata, se ha disparado un 50%, según la Oficina de Estadística británica (ONS), mientras que otros alimentos como el pan o el arroz se han encarecido un 15% en el último mes. Estamos hablando de productos de primera necesidad que además compran las personas con menos recursos, de ahí el problema del que hablamos.

Alimentarse, ¿un lujo?

La crisis alimentaria, como siempre, va a afectar a los más desfavorecidos. Países de África serán los primeros en ver cortado su suministro, sobre todo los más pobres donde se enviaban los excedentes.

Y todo esto se ve agravado por lo que se denomina 'nacionalismo alimentario' o proteccionismo: más de 30 países han puesto en marcha medidas para restringir las exportaciones en los últimos meses, complicando aún más la situación.

Porque mientras quieren proteger a su población de una posible hambruna, perjudican a la cadena alimentaria mundial, y eso va a afectar a todos los países. A unos porque dejarán de llegarles alimentos; a otros porque les van a subir los precios de forma muy fuerte.

Por lo tanto, es importante irse mentalizando de que esta situación va a empeorar, termine o no la guerra. Y es algo que iremos viendo cada vez más en los próximos años, porque alimentar a toda la población mundial cada día será más complicado.

El Banco Mundial habla de casi 50 millones de personas que pueden padecer hambruna en 43 países. No se trata de alarmar, pero se vienen curvas.

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