"Los Reyes de España, fueron a la China, para saludar ese gran país... cuando regresaron, trajeron un regalo..." En fin, hace no menos de 25 años que Enrique y Ana cantaban esta canción con ocasión del nacimiento de Chu-Lin, el oso panda nacido en el zoo de Madrid de una osa panda que trajeron de una visita a China... Y hoy, en el 2007, la historia se repite. No solo porque desde China se vuelvan a traer más osos panda, sino porque los Reyes de España traen algún regalo más... como por ejemplo, abrir las fronteras chinas a la exportación de los productos porcinos españoles. Jamón hasta en la China.
Obviamente, lo del jamón no es más que una anécdota que plasma de forma gráfica los pequeños avances que se están haciendo para intentar equilibrar la balanza comercial con el gigante asiático. Y es que en China, un mercado potencial de millones de personas, España sólo consigue "colocar" productos y servicios por valor de 1.670 millones de euros. Por contra, los chinos de momento van por los 14.300 millones exportados a España. Un balance claramente desfavorable, y más si tenemos en cuenta como decía antes la desproporción entre el tamaño de los distintos mercados.
Al final, la situación con China no deja de reflejar un problema estructural de la economía española, y es su dificultad para exportar. Los motores de nuestra economía son la construcción y el turismo, no los productos y servicios de valor añadido vendidos al extranjero, y eso supone una debilidad y un riesgo de futuro. Así que está más que bien que se hagan todos los esfuerzos posibles por allanar el camino para que ese espíritu exportador florezca, aunque a cambio haya que traerse dos pandas gigantes.