¿Piensas que la Evau española es dura? Quizás porque nunca has oído hablar del Gaokao, la prueba de acceso a la universidad en China. Esta prueba de acceso se considera la más competitiva del mundo.
Hacer el Gaokao es un rito de paso entre los jóvenes chinos. La mayoría de los que se presentan irán a la universidad, pero seguramente no accedan a la universidad que querían. Algunos optarán por repetir la prueba varias veces hasta entrar, o conformarse con una opción inferior, en este sentido recuerda a la selectividad que hemos tenido en España.
Tener una buena puntuación en el Gaokao muchas veces es el modo de ascender en la pirámide social mediante un título por una buena universidad, ya no digamos por una universidad de élite, a la que sólo accederán el 0,2% de los estudiantes.
¿Cómo es el Gaokao?
El Gaokao obliga a examinarse de tres materias troncales (chino, matemáticas e idioma extranjero, normalmente inglés) y permite materias dependiendo del itinerario de ciencias o letras. En ese sentido no es muy diferente de la selectividad española. El Gaokao se estableció por primera vez en 1952, pero estuvo interrumpido por la revolución cultural. En 1977 se volvió a poner en marcha y ha ido sufriendo varias reformas desde entonces. La cuestión es lo que cambia a partir de aquí.
Lo cierto es que más del 80% de los alumnos entran en la universidad, aunque sólo un tercio entrarán en las universidades “buenas”. Dependiendo de la provincia y la proporción entre aspirantes universitarios y aspirantes es más difícil o más fácil acceder a la universidad de élite deseada. Eso hace que el nivel de preparación que dedican los estudiantes no sea el mismo en Pekín que en Shandong, por ejemplo.
De hecho hay quién se ha mudado a Pekín o Shanghai para que sus hijos tengan una mejor oportunidad con el Gaokao (incluso fuera del país). También me han costado historias de quienes se han dejado más de 100.000€ en academias con el objetivo de maximizar la nota de su única hija. Porque nada es demasiado en la competitiva China por adelantar un poco a los hijos.
En China se suspenden las obras cercanas a los centras de exámenes, así como se llegan a cerrar carreteras. También a veces se dispone de transporte especial, como trenes, autobuses o incluso taxis dedicados a los que anima la gente cuando pasan.
Este tipo de exámenes no son raros en Asia, donde podemos encontrar cosas similares en Corea del Sur, donde se llegan a interrumpir los vuelos durante los 35 minutos de la prueba de inglés, para que todos los estudiantes tengan la misma oportunidad de pasar el examen. Los aviones no despegan y solo aterrizan si hay una emergencia. Si llegas tarde al examen por algún motivo justificado, puedes incluso solicitar a la policía que te lleve.
Engañar en el Gaokao
Hasta siete años de cárcel por intentar hacer trampas en el Gaokao. Es un titular de varios medios de comunicación. Lo cierto es que hacer trampas es bastante difícil, se llega incluso a bloquear la señal de los teléfonos móviles en las zonas del examen, lo que acaba afectando a los demás. También se monitoriza con cámaras de seguridad e incluso se usan drones e Inteligencia Artificial para asegurarse de que nadie engañe.
GaoKao (selectividad en China) así bloquean la señal de los teléfonos móviles: pic.twitter.com/uymqXEo4Mh
— Javier (@newjavier) June 13, 2024
Pero claro, en un entorno en el que los estudiantes llegan a estudiar 12 y hasta 16 horas diarias para prepararse el examen y en el que está en juego tanto, no deja de ser cierto que existe la posibilidad de que hay algún engaño, porque lo cierto es que hay muchos incentivos para hacerlo. También se afirma que hay quien consigue sobornar y obtener los exámenes un par de semanas antes.
No obstante, a pesar de estos rumores el Gaokao se considera algo justo y transparente por el público en general que demuestra que hay meritocracia en la República Popular China. Por lo que es poco probable que cambie con el tiempo.
¿Es un buen método este para seleccionar a las élites? Probablemente no es el mejor, pero mucho mejor que otros métodos históricos en los que comités revolucionarios recomendaban a personas para ir o no a la universidad.