El presidente del gobierno y su vicepresidente económico se encuentran en una situación delicada. Van a tener que ponerse a trabajar en la solución de la crisis antes de ocupar el puesto; espero que por el bien de todos hayan empezado a pensar algo.
De momento tenemos que los precios se disparan, y están atacando donde más duele, los alimentos y la energía. Las subidas en precios de los alimentos afecta especialmente a las personas más pobres, que son aquellas que dedican un mayor porcentaje de su renta a comprar los alimentos. Los problemas golpean, como de costumbre, a los más débiles.
Gestionar esta crisis inflacionista va a incluir una dificultad adicional, la política monetaria y de cambio no está bajo control del gobierno, como lo estaba hace unos años. Ahora las decisiones en política monetaria se toman desde Francfort y tienen en cuenta varios países, no sólo España. No podemos hacer algo que se ha llevado haciendo en la política económica desde hace muchos años, devaluar la peseta y seguir adelante.
Al menos Trichet no para de decir que su misión es luchar contra la inflación.
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