A propósito de Hacienda

La OCDE nos ha sacado los colores esta semana. Bueno, más que sacarnos los colores nos ha dejado en evidencia frente al resto de Europa, aunque nos lo hemos ganado a pulso. No nos gusta que digan que somos un país de corruptos, pero tampoco hacemos nada por evitarlo.

El último informe del organismo sobre lucha contra el fraude fiscal es para echarse a llorar. Según la OCDE, España es el séptimo país del conjunto de los 33 más ricos del mundo que menos personal destina a combatir el fraude. Solo nos superan Suiza (cuyos funcionarios solo pueden investigar la recaudación de IVA por las propias leyes del país), Chile, México, EEUU, Corea del Sur y Japón.

Muchos pensarán que el mal no es tan grande si la primera potencia del mundo todavía se esfuerza menos que nosotros. Pero no olvidemos que si es la primera potencia mundial es por algo. Estados Unidos no sufre los problemas económicos de España y no se conocen los gravísimos casos de corrupción en las altas esferas que tenemos en suelo patrio.

En concreto, España destina 5,78 funcionarios de Hacienda por cada 10.000 habitantes para investigar el fraude, mientras que el primer país de la lista, Hungría, destina a 23,2. Lo más triste de la comparación es que Hungría tiene alrededor de 10 millones de habitantes y España, 46 millones.

En total, la Agencia Tributaria dispone de 26.962 efectivos para evitar la corrupción fiscal. Pocos, muy pocos. A la vista está que no son suficientes para cumplir el ingente trabajo que tienen por delante, pues la OCDE calcula que alrededor de una quinta parte del PIB -200.000 millones de euros- escapa del control de Hacienda.

¿Y qué hacemos? Nada, esperar.

Ante este desolador panorama el Gobierno debe actuar. Y cuanto antes. Aunque el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se ha esforzado para elevar los ingresos por recaudación en estos años de crisis, este ámbito no lo ha tocado. Simplemente se ha dedicado a subir impuestos sin destinar más dinero y personal a la lucha contra el fraude, algo que seguro que subiría de manera importante la recaudación.

De hecho, la OCDE denuncia también que España solo destina el 0,11% del PIB a acabar con la estafa a la Hacienda Pública. Vamos, una miseria. En los Presupuestos Generales para el año que viene recientemente aprobados se ha aumentado esta partida de gasto un 1%. Juzguen ustedes mismos.

Parece que la estrategia del Gobierno en este terreno, que debería ser una prioridad, es ocultar el bulto e investigar a famosos y futbolista para crear conciencia entre la población de que aquí no se salva nadie. Si se salvan, y ya sabemos todos quienes. El Ejecutivo de Mariano Rajoy está haciendo con este tema lo que suele hacer cuando algo grave sucede: escurrir el bulto y esperar a que escampe la tormenta.

El problema es que esta tormenta es de las que hacen naufragar muchos barcos y los ciudadanos estamos ya cansados de ser siempre nosotros los que acabamos con el agua al cuello. La presión fiscal que sufre el ciudadano medio no tiene nada que ver con la de las clases altas, que acaban tributando menos aunque tengan más ingresos. A parte de eso, hay un grupo de personas –y por lo que dice la OCDE, es numeroso- que se lucra de los esfuerzos de todos evadiendo impuestos y sacando su dinero del país para amasar más y más millones.

El tiempo –unos meses- dirá si la cosa cambia a mejor tras las elecciones generales, pero este es un problema al que hay que meter mano de arriba abajo. Si no, no nos quejemos cuando nos tachan de corruptos, por favor.

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