La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) nos da un estudio sobre la efectividad de los programas estatales de gastos, el despilfarro, y concluye que estos gastos han salvado 21 millones de puestos de trabajo.
Al mismo tiempo que alaba estos gastos salvadores de puestos de trabajo, también sigue la línea de las otras organizaciones multilaterales proclamando su preocupación por la alta deuda estatal y por los altos déficits de las cuentas públicas y la necesidad de reducir estos, eso si, que no se haga con prisa.
Además, nos comenta que hay algunas lecciones que dicen que se pueden aprender de los recientes acontecimientos económicos, que son los siguientes:
- El estímulo fiscal está funcionando pero su efectividad en salvar y crear puestos depende de su cantidad, composición y cuándo se efectúa.
- Inversión pública en proyectos de infraestructura genera trabajos.
- Mantener trabajadores a través de reducir las horas de trabajo y otros esquemas pueden ahorrar trabajo y mantienen conocimientos y experiencia dentro de la empresa. Esquemas temporales a través del diálogo social puede maximizar la efectividad.
- Medidas extendidas de apoyo a la pequeña y mediana empresa, las Pymes, ayuda a generar y a proteger empleo.
- Subsidios a la contratación adelanta contrataciones ya previstas que estarían suspendidas o retrasadas por la incertidumbre. Estas medidas son especialmente útiles para incentivar la contratación de grupos que más sufre como, por ejemplo, los desempleados de larga duración.
Buenas lecciones estas aunque, por lo que veo, pocas de estas se han seguido en España. Lo importante con el despilfarro indiscriminado es ver cómo se ha gastado, dónde se ha destinado y por qué, con qué condiciones y con qué resultados. Con las prisas se nos olvidó todo esto.
Como vemos en la tabla, no todos los países han experimentado los mismas impactos en su desempleo. España ha experimentado fuerte decrecimiento económico, aunque no esté entre los peores, pero con mucho más crecimiento en desempleo, por algo será.
El despilfarro tiene justo el impacto opuesto a lo que se busca, especialmente si hablamos en el medio plazo y en la sostenibilidad. El despilfarro tiene un impacto de espejismo y de muy corto plazo y más bien retrasa la creación de puestos de trabajo sostenibles que sólo los pueden crear el sector privado, el mismo que tiene escasez de acceso a liquidez.
Vía | Expansión
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