Ahora parece que la ciencia de fijar precios demuestra que se tiene en cuenta mucha más psicología que estimaciones con la calculadora.
Resulta que el sonido de los precios impacta y mucho la percepción de si algo es barato o caro.
En el estudio comentado en el artículo de referencia, concluyen que precios que utilizan el sonido oo son mucho menos positivos que los que utilizan el sonido ee, y esta percepción tiene conclusiones muy concretas.
En la encuesta que hicieron, la percepción del descuento recibido cuando un precio se bajó de $3 a $2,33 era del 28,1%. Sin embargo, cuando el precio se baja de $3 a $2,22, es decir, un descuento de casi 5% más, la percepción del descuento es sólo 24,14%, es decir 4% menos. Bajando el precio menos resultará en más ventas por la percepción de mayor descuento.
En el mundo de la publicidad y el marketing hace años que han incluido impactos psicológicos para decidir qué campañas seguir, y suena lógico que la política de fijación de precios haga lo mismo. Este estudio demuestra que lo hacen por algo, aunque es normal que el idioma cuente también.
Vía | New York Times (en inglés)
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