Hace unos años la principal motivación para hacer un MBA era la de construir un perfil profesional más demandado por las empresas, es decir, diferenciarse completando la formación de que uno dispone con conocimientos empresariales orientados a la gestión.
Pero adquirir conocimientos no es lo único por lo que estamos pagando cuando nos decidimos a embarcarnos en uno de estos programas. También se debe valorar muy positivamente la red de contactos profesionales que podemos conseguir, lo que contituye un activo de gran importancia.
Cada vez son más los quienes tras realizar un MBA se lanzan a la aventura empresarial (el 25% de los antiguos alumnos del Instituto de Empresa han acabado montando una empresa), y además parece que con más éxito que la media: el 60% de los proyectos emprendidos tras realizar estos Master siguen vivos cinco años después, frente al 20% de media del mercado. Detrás es este éxito esté quizás el hecho de que muchos de ellos hacen un Plan de Negocio, lo que les hace poner los pies un poco más en la tierra.
Las Escuelas de Negocios, conscientes de esta realidad, están trabajando para hacer más accesible la financiación a sus alumnos, lo que es sin duda un argumento de venta de sus MBAs excepcional:
¿Quieres montar una empresa?... Pues por 30.000 euros yo te doy conocimientos, contactos, acceso a financiación... y una bolsa de trabajo por si sale mal.
Vía | Expansión