Se supone que uno de los fines últimos de este organismo es colocar a los desempleados, es decir, fomentar la contratación. Sin embargo, los datos hablan por sí solos: en 2014 sólo un 2 % de los asalariados obtuvieron su empleo con la intermediación de una oficina de empleo pública, idéntico porcentaje a 2013.
Para ponernos en perspectiva, de los más de 14 millones de contratos que se realizaron a lo largo de 2014, los Servicios Públicos de Empleo sólo intermediaron en la colocación de 281.000 personas, un auténtico fiasco. Las empresas de trabajo temporal (ETT) fueron más efectivas que el SEPE, pues 391.000 personas fueron contratadas a través de ellas, un 2,8 % del total de asalariados.
Es obvio que el papel del SEPE ha de ser revisado. Con un presupuesto de 243 millones de euros sólo para personal cada año, no tiene sentido que sus cifras de contratación sean tan reducidas. Se invierten muchos recursos en este organismo y los resultados de dicha inversión son un verdadero fracaso. El SEPE no debe limitarse a ser el organismo al que los demandantes de empleo van a apuntarse, sino que ha de ser capaz de buscar salidas laborales a dichos desempleados.
En El Blog Salmón | Los sectores con menor y mayor paro en 2014, según el INE y Situación de los parados españoles en 2014
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