Para responder a esta pregunta lo primero que tenemos que plantearnos es si es tipo actual es alto o bajo en comparación con el de nuestros vecinos comunitarios. Pues bien, España es, junto a Italia, el quinto país de la UE con el IVA para la vivienda más bajo, del 10 %. Rumanía (5 %), Portugal (6 %), Polonia (8 %) y Eslovenia (9,5 %) son los únicos países que aplican un IVA más reducido. En el lado contrario de la balanza, Hungría (27 %), Dinamarca, Croacia y Suecia (25 %) y Finlandia (24 %) son los países con el IVA más alto. En Francia y Reino Unido este se sitúa en el 20 % y en Alemania en el 19 %.
Ojalá me equivoque, pero mucho me temo que a largo plazo hay bastante margen para incrementar el IVA que grava la compra de casas en nuestro país. Que esto sea una buena o mala idea es otro asunto. Los que me leen con asiduidad sabrán que soy reacio a impuestos altos, pues lo único que consiguen es frenar el consumo y, por ende, la actividad económica. Sin embargo, la realidad es que es probable que el Gobierno se guarde este as bajo la manga para una hipotética futura reforma fiscal.
A un año vista de las elecciones generales y con la economía del país hundida en la miseria es totalmente descartable que a corto plazo se revise este impuesto. A largo plazo, ya es otra historia. De hecho, las insistencias de Bruselas en este aspecto han sido constantes: reformas y ajustes de todo tipo para poner las finanzas públicas en orden, y comparando el IVA español con el del resto de países de la UE y a sabiendas de lo obediente que es el presidente Rajoy, no parece muy descabellado pensar que a poco que se recupere un poco la actividad económica el Gobierno trate de mejorar sus ingresos públicos con una medida de este tipo.
Cómo afectaría la subida al mercado inmobiliario es otra cuestión importante a barajar, pues si tenemos en cuenta que la vivienda es, en la mayoría de los casos, un bien de primera necesidad, se descarta que la decisión de compra o no compra recaiga sobre la cantidad de impuestos que se deberá pagar por la misma. Obviamente, al mercado le ayuda un tipo cuanto más reducido mejor, pero desde el punto de vista del consumidor, y a pesar de que nadie querría un tipo más elevado, lo cierto es que no es una variable fundamental.
Imagen | Pablo Alcolea
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