El otro día ya comentábamos que el BCE había inyectado liquidez a muy corto plazo para evitar que los desequilibrios que han surgido afecten a la economía europea, cosa muy poco ortodoxa, ya que hasta ahora el BCE se había limitado a prestar atención a los tipos de interés y la subasta extraordinaria que hizo fue la primera y más rara de su reciente historia.
Para los que no sigan el tema hay que decir que toda esta crisis que se lee en los periódicos empezó cuando BNP Paribas dijo que no podía calcular el valor liquidativo de unos fondos muy especulativos porque no había suficiente liquidez en los mercados. ¿Qué quiere decir esto? Pues que intentarían vender los activos de unos fondos para pagar a unos clientes que lo solicitaron y no encontraron compradores de dichos activos, que posiblemente sería deuda hipotecaria subprime americana. Esto es, nadie quería comprar dicha deuda porque existen serias dudas de cobrarla. Por tanto, BNP tuvo que suspender la cotización de dichos fondos, ya que si nadie te compra los activos no puedes saber cuanto valen.
El efecto siguiente fue inmediato. Los bancos, al finalizar el día, hacen balance de sus cuentas y los que tienen exceso de liquidez se lo prestan a los que les falta. El tipo de interés del préstamo es muy cercano al oficial del dinero y se llama Eonia. Estos préstamos son a muy corto plazo. Para largo plazo existe el Euribor. Además, a final de mes el BCE hace subastas de dinero para inyectar más liquidez al sistema.
Después de lo del BNP los bancos que tenían liquidez no querían prestar dinero a otros bancos. Tenían miedo a que no se lo devolvieran, lo cual es muy grave, ya que eso significaría que los bancos estarían quebrando. El tipo de interés Eonia subió al 4,7%, 0,7 puntos por encima del oficial. Es decir, había muchos bancos con liquidez que preferían depositar el dinero al 3% en el BCE a obtener un 4% prestándoselo a bancos que se supone que son solventes.
Lo que hizo el BCE es prestar dinero a un día al 4% para calmar los ánimos. Además, barra libre, es decir, prestó todo lo que se le solicitó (normalmente no es así). Operaciones como esta han sido replicadas por los bancos centrales de EEUU, Canadá, Japón y otros países. Parece que hay una crisis de confianza en el sistema financiero, lo cual representa el mayor de los peligros.
Ya hay quien apunta que esta crisis es simplemente consecuencia del 11-S. Cuando sucedieron los atentados los bancos centrales respondieron bajando los tipos de interés a los mínimos históricos (1% en EEUU y 2% en Europa) e inyectando liquidez para evitar una crisis. Lo malo es que el dinero barato llama al crédito a largo plazo y a las burbujas inmobiliarias y no al crecimiento basado en producción. Ahora los tipos han subido después de la recuperación y la gente no puede pagar sus deudas. La crisis, dicen algunos, tiene que llegar y las inyecciones de liquidez son simplemente más droga para el drogadicto. Cuanto los bancos cierren el grifo vendrá el "mono" de dinero.
Esperemos que no sea tan trágico como reflejo y que simplemente sea un pequeño pánico que ha cundido sin nuevas consecuencias. Pero esta situación se parece bastante a la de 1929 (eso sí, sin una bolsa tan sobrevalorada y con unos bancos centrales bastante más experimentados).
Vía | Libertad Digital En El Blog Salmón | Francia consigue moderación en la BCE